EL PAÍS 19 DIC 2012 – 00:00 CET
Ibrahim, de 14 años, ha tenido mucha suerte. Es paradójico afirmar esto de un adolescente burkinés acogido a la tutela de la Ciudad Autónoma de Melilla, estudiante de ESO, que un día se vio repentinamente expulsado a territorio marroquí por supuestos policías —más la posible complicidad de guardias civiles— junto con otro chico de 17 años. Vagó durante semanas por los montes próximos a la ciudad autónoma y se las arregló, se ignora cómo, para regresar a la ciudad española en patera, adonde llegó el 10 de diciembre. Detectado por la policía municipal, fue trasladado al centro en el que se encuentran los varones menores de edad tutelados por la ciudad. Toda una odisea. Sigue leyendo