El papa Francisco recibió en el Vaticano el 16 jun 2016 a miles de artistas circenses en el aula Pablo VI del Vaticano, que se exhibieron ante él y le llevaron dos cachorros de tigre y de pantera para que los pudiera acariciar.
«Sabéis hacer sonreír a un niño, iluminar la mirada de una persona y hacer que los hombres se sientan más cercanos los unos de otros, pero también asustar al papa con estas caricias. ¡Sois poderosos!», dijo Francisco a los 7.000 participantes en este acto en ocasión del Jubileo del mundo del espectáculo itinerante.
El pontífice se refería a uno de los momentos más aplaudidos de la audiencia cuando un domador le invitó a acercarse a acariciar a un cachorro de tigre, aunque ya de grandes dimensiones.
Aunque Francisco en un primer momento dudó, termino acercándose y acariciando al felino, a quien alimentaban con un biberón para tenerle distraído.
A Francisco también le acercaron un cachorro de pantera de pocas semanas al que también acarició.
En esta audiencia a los circenses, feriantes, integrantes de bandas musicales y artistas de la calle, Francisco aseguró que «la Iglesia se preocupa de los problemas que acompañan su vida itinerante y los quiere ayudar a eliminar los prejuicios que, a veces, los tienen un poco marginados».
«Ustedes son artesanos de la fiesta, de la maravilla, de lo bello: con estas cualidades enriquecen la sociedad de todo el mundo, alimentando sentimientos de esperanza y de confianza, con exhibiciones que tienen la capacidad de levantar el ánimo», les dijo el papa.
Durante su discurso, el pontífice hizo referencia a una de las músicas que sonaron durante las exhibiciones: la banda sonora de Nino Rotta para la película «La Strada» del director italiano Federico Fellini.
«Pensaba en esa niña (interpretada por Giulietta Massina) que con su humildad y bonito trabajo itinerante lograba ablandar el duro corazón de un hombre (el actor Antohny Quinn), que había olvidado cómo se lloraba», agregó.
«¡Ustedes no pueden imaginar el bien que hacen, un bien que se siembra!»»¡Gracias por esto!», expresó el papa
El circo produce belleza que hace bien al alma, porque la belleza aproxima a Dios. Lo dijo el papa Francisco después que varios artistas animaron durante algunos minutos la audiencia de este miércoles en la plaza de San Pedro.
“Saludo a los artistas y profesionales del circo –dijo el Santo Padre improvisando– y les agradezco por su bonita exhibición. Ustedes son autores de belleza, hacen belleza y la belleza hace bien al alma, la belleza nos acerca a Dios”. Además reconoció que “¡detrás de este espectáculo tan bello cuántas horas de entrenamiento existen. Sigan adelante, y gracias!”. Poco después el Papa saludó personalmente a varios de los artista que realizaron esos pocos minutos de espectáculo.
Circenses saludan al Papa
No es la primera vez que los circenses animaron audiencias y actos en el Vaticano. Por ejemplo, animaron una audiencia hace un año, así como en la Jornada de la Familia convocada en octubre del 2013 por el papa Francisco. Asimismo, el 14 de enero pasado la Lismosnería Apostólica organizó una visita a un circo de Roma para familias y personas necesitadas. También animaron una audiencia hace un año atrás; y lo hicieron en la Jornada de la Familia convocada en octubre del 2013 por el papa Francisco.
La Iglesia se ocupa del apostolado con los artistas circenses a través del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, que en varias ocasiones expresó su “reconocimiento a todas las personas comprometidas en el mundo del espectáculo itinerante, como los artistas, los trabajadores y el personal de seguridad”, como lo hizo en la Jornada convocada por la Fédération Mondiale du Cirque bajo el patrocinio de la princesa Estefanía de Mónaco, en abril de 2011, y el en el 2013 con un mensaje motivo de la IV Jornada Mundial del Circo.
Bajo el pontificado de Benedicto XVI, el 1 de diciembre de 2012 recibió en el Aula Pablo VI a unos 6 mil artistas de calle y de circo, durante Año de la Fe. Allí aseguró que “la distracción de los espectáculos, la alegría recreativa del juego, la gracia de las coreografías y el ritmo de la música constituyen una vía inmediata de comunicación para dialogar con pequeños y grandes, y suscitan sentimientos de serenidad, de alegría, de concordia”.
Juan Pablo II también se ocupó de ellos en diversas ocasiones, como el 16 de diciembre de 2004 cuando afirmó que los profesionales del circo y de los parques de atracciones o ferias gozan con su trabajo de una “ocasión privilegiada para anunciar valores auténticamente humanos” en todo el mundo.