Michael Czerny, sj: «Las concertinas no son dignas ni civilizadas ni nada cristianas

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«Si no se abre la puerta, el resultado es la migración irregular. Y eso genera problemas»

(José M. Vidal).- «Uno no se tira al agua, si lo que da la tierra no es peor». El subsecretario de la sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano, que lleva directamente el Papa, despacha directamente con Francisco. En esta entrevsta exclusiva,  Michael Czerny, habla bien claro sobre la crisis de refugiadosa la que se enfrenta Europa. «Abrir puertas y facilitar la entrada de los que tienen derecho, de los que son reconocidos», recomienda el jesuita. «Y ayudar a los que no podemos acoger procurándoles desarrollo en sus países para comenzar una nueva vida».

Es usted jesuita. ¿De qué país?

Nací en Checoslovaquia, crecí en Canadá y durante casi veinte años he trabajado en el Vaticano. Primero once años en Roma, en la curia de los jesuitas como responsable de la Justicia Social. Después siete años como asesor del cardenal residente de Justicia y Paz, en el Vaticano. Y ahora, después de de la reforma, como subsecretario de Migrantes y Refugiados.

O sea, que es usted un especialista en el tema de justicia social y en el tema de refugiados desde hace años.

He trabajado en justicia social toda mi vida, y con migrantes año y medio.

Empecemos por lo más actual. El Aquarius está viniendo hacia Valencia. En España hay una expectativa formidable. Se ha desencadenado una oleada de solidaridad. En esta ocasión no hay bien que por mal no venga ¿no? El mal a veces provoca el bien.

Sí. Y hay que reconocer que cada uno de los que que llegan de esta manera a Europa ha pasado por males inimaginables. Se dice que uno no se tira al agua si lo que da la tierra no es peor. La gente está arriesgando su vida por razones que todos nosotros podemos entender y compartir. La única diferencia entre usted y uno de estos migrantes forzados es que usted hubiera partido antes; no hubiera esperado tanto. O sea, que para nosotros, los motivos de irse son muy convincentes. Si estamos abiertos a considerarlos, son lógicos.

La postura que ha adoptado España, desde el Gobierno central hasta la Iglesia, ¿le gusta al Vaticano?

No sé los detalles y no puedo hacer ningún comentario sobre el Gobierno. Pero el Santo Padre dijo que el primer paso es acoger y el segundo es proteger. España está acogiendo y protegiendo a esta gente. Es lo que hay, y es necesario.

Italia, en cambio, no está haciendo lo mismo.

Italia ha hecho cien veces más.

Eso decía Salvini el otro día.

Italia ha hecho mucho. El problema, pienso, es que Italia es una puerta de entrada, pero, en una casa común como es Europa, los que entran no se quedan en la puerta; se distribuyen por la casa. Y esta distribución no funciona. Italia está superada por las entradas, sin resolución por parte del resto de los Estados.

Si lo entiendo bien, el problema es europeo y tiene que resolverse en Europa.

En un sentido sí. Pero no me gusta hacer demasiada abstracción. Europa se traduce en país por país, pueblo por pueblo, iglesia por iglesia y parroquia por parroquia. Y si como integrantes  d uropa entendemos  que la acogida tien que ser compartida, también el peso se comparte. Pero si se concentra, se torna un problema. Si se comparte y se distribuye, en cambio, es más bien una oportunidad y un enriquecimiento.

¿Hay una invasión de refugiados? Que nos van a invadir es un argumento que a veces se esgrime en España, y también en Europa.

Sin tener en cuenta los números, las dificultades son grandes y los miedos son reales. Los números son relativamente bajos. En 2015-2016 tuvimos números elevados, aunque no demasiado. Pero elevados. Ahora, por razones cuestionables a veces, tenemos números reducidos. Pero pienso que el problema no es el número.

Si consideramos los números, en otras partes del mundo son mucho más elevados. Y las comunidades que residen aquí son muy poco numerosas. Entonces, es cuestión de otros factores importantes: factores humanos. Y el problema objetivo no es tan grave.

Europa, además, necesita inmigrantes, porque precisa mano de obra y rejuvenecer la pirámide de población.

Y supongo que la gente que tiene miedo reconoce también estos problemas. Pero están preocupados y frustrados, y es fácil que esta frustración se dirija hacia los que acaban de llegar.

 

Migrantes se dirigen en una balsa hasta costas europeas

¿Hay xenofobia? ¿La reacción contra los emigrantes, es xenofobia o es miedo?

Estoy convencido que es desconocimiento y miedo. Muchas encuestas indican que hay más miedo donde hay ausencia de extranjeros.

¿Hay miedo al Islam?

Sí, lo hay. Pero, de nuevo y es curioso, siempre utilizamos palabras abstractas. Es como decir «hay miedo del catolicismo». Sí, lo hay. Hay gente que tiene miedo de la Iglesia. Pero si preguntas: ¿tienes miedo de los católicos? La respuesta es que no conocen a católicos, por lo que no pueden tenerles miedo. Pienso que, muchas veces, los que tenemos más miedo somos los que ni siquiera hemos saludado a un musulmán.

¿La emigración es un derecho?

Eso es interesante. Emigrar, si lo entiendo bien, es un derecho. Es decir, tu gobierno no debe impedirte emigrar. Pero no es un derecho emigrar a un país u otro. No puedes tocar a la puerta y decir: tengo el derecho de entrar aquí. El país que acoge tiene el derecho de establecer las condiciones.

El problema es que los países que con sus mercados están atrayendo personas, con sus políticas están haciendo muy difícil la entrada. Si no hubiera demanda, la gente no vendría. Pero el gobierno, donde hay demanda, no sabe gestionar bien esa demanda en relación con las reglas de la soberanía nacional y las reglas de la Iglesia. Hay una tendencia a hacer de esto un problema de seguridad nacional. Y hay dimensiones de seguridad a los que hay que prestar atención, pero la seguridad es una dimensión. El punto central es el hombre, la mujer, el niño. Y ellos necesitan nuestra acogida y nuestra protección, como dice el Santo Padre.

También me imagino que existe el derecho a no emigrar. A poder tener una vida digna. ¿Esa sería la solución ideal: Que ayudásemos, desde Europa, a los países en vías de desarrollo?

Sí. Y en las negociaciones de los pactos mundiales la Santa Sede dialoga e insiste sobre el derecho a quedarse; a no emigrar. El Santo Padre habla de este derecho de quedarse. Y tenemos que trabajar mucho esto. El pacto global sobre la mediación, sobre los refugiados, se inscribe dentro de los Sustainable Development Goals (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Hay que ver la migración como un fenómeno dentro de la cuestión más grande del desarrollo.

En la Santa Sede, nuestra sección de Migrantes y Refugiados está dentro del Departamento de Desarrollo Humano Integral. Es el lugar correcto. Entonces, cuando usted habla del derecho de no emigrar, habla del derecho al desarrollo que tengo y que debo exigir a mi gobierno. Pero donde hay gobiernos incapaces de hacerlo, en gran parte por los pecados pasados y presentes de los países ricos, la gente se siente obligada a huir.

Michael Czerny, sj

¿Cómo ayudar al flujo? El flujo migratorio siempre ha existido y seguirá existiendo. Sobre todo nosotros, que tenemos una África empobrecida tan cerca y una Europa muy desarrollada a su lado. ¿Qué podemos hacer?

Es -de nuevo- imaginar una casa que tiene una pequeña y estrecha puerta y mucha gente que quiere entrar. Una parte de la solución es abrir más puertas: puertas legales, más fáciles y más flexibles, pero dentro de la soberanía nacional. El país que acoge es el país que establece las reglas. Pero si hay diálogo entre los dos países, si hay comprensión de las necesidades y de las oportunidades, todo es más fácil.

Por ejemplo, imagine que en España hubiera una posibilidad de acoger a un diez o un veinte por ciento más de estudiantes, estudiantes migrantes, en cada universidad. Sería una gran riqueza para las universidades y una gran solución para los migrantes. Muchos de ellos, probablemente, van a volver a su país con su educación. Y pocos se van a quedar. Pero, si no se abre la puerta, el resultado es la migración irregular. Y eso genera problemas.

Y genera muertes. El Papa dice continuamente que el Mediterráneo se está convirtiendo en un cementerio.

Pero si nosotros podemos ofrecer a nuestro público la opción entre cerrar las puertas o abrir posibilidades en las universidades, estoy segurísimo de que la gran mayoría de españoles va a decir: sí, dejen que vengan a estudiar. Sería genial, y una ganancia para todos.

La situación en el Mediterráneo es la más dramática, porque es enfrentarse a la muerte. En EE.UU. hay muro también, pero la gente no muere cruzándolo. En el mar, sí.

Pero no hay que hacer esta comparación. Esta diferencia, lastimosamente, no es tan cierta. La ruta de llegada de El Salvador, de Guatemala, o de Colombia hasta la frontera de EE.UU., no digo que es peor, pero es peligrosa.

En el famoso tren, llamado ‘La bestia’.

Sí, pero también, como siempre, los peligros humanos son peores que los peligros naturales; la mar o el desierto son peligrosos, pero los traficantes lo son mucho más. Entre perder la vida en el mar o perderla víctima del tráfico o siendo vendido, no sé qué es preferible.

¿Es ético intentar controlar esos flujos con vallas? En España tenemos vallas con cuchillas, con «concertinas». Ahora el Gobierno quiere eliminarlas.

Aceptar estos instrumentos como recurso es reconocer que, como no sabemos qué hacer, utilizamos un medio de violencia. Eso no es digno, ni civilizado. No es nada cristiano. Tenemos que reconocer que estamos ante un problema, que es nuestro y tenemos que resolverlo racionalmente, con calma. Abrir puertas y facilitar la entrada de los que tienen derecho, de los que son reconocidos. Y ayudar a los que no podemos acoger procurándoles ayuda en sus países para comenzar una nueva vida. Todo eso es una respuesta humana, constructiva, cristiana y necesaria.

El Papa Francisco saluda a un inmigrante

Es una de las obsesiones del Papa: los refugiados, las migraciones. Está continuamente señalando esto. Hoy mismo, dos veces. Ayer, también.

Es una obsesión de Jesús. Usted acaba de decirlo, él tenía 99 ovejas con quienes podía detenerse. Pero dejó a las 99 y fue a buscar a la perdida. Eso es una obsesión. Es cristiana.

Bueno, también hay algo de personal, imagino. Los padres del Papa se fueron de Italia a Argentina en uno de esos barcos llenos de emigrantes.

Sí, en parte es cierto que él tiene una memoria más viva de algo que nosotros hemos olvidado: que ningún pueblo europeo nació en Europa. De manera que todos somos, más o menos, migrantes. Pero algunos los hemos olvidado.

El Papa está preocupado por una cosa más profunda. Cuando hablamos de este tema, hacemos inconscientemente una distinción un poco cuestionable: que esta gente es gente en movimiento, mientras que nosotros estamos estables. Y creemos que ésta es la diferencia. Pero, de hecho, nosotros estamos sujetos a fuerzas de cambio, en este sentido de movimiento, mucho más grandes que atravesar el Mediterráneo: la consecuencia del teléfono móvil, la digitalización, la robotización, el cambio climático, la evolución rápida de nuestras sociedades, la cultura, es un movimiento tremendo.

Pienso que el corazón de la experiencia es éste: la Iglesia que puede acompañar a la gente en movimiento es una Iglesia más capaz de acompañar a la gente que no se piensa en movimiento pero de hecho lo está, porque se encuentra sumergida en un gran cambio. Por lo tanto, se puede ver como una pequeña obsesión, o se puede ver como el corazón pastoral del Papa. El pueblo de Dios es un pueblo en movimiento, siempre lo ha sido. Pero hoy en día es un movimiento dramático y poco comprendido. ¿Por qué no ponernos en camino, como Iglesia, con la gente en movimiento? Aprender a acompañar al pueblo de Dios en movimiento: eso es lo que tenemos delante.

El pueblo de Abraham, con la tienda a cuestas, ¿verdad? El Papa hizo algún gesto, al principio de su pontificado, de estos gestos llamativos: fue a Lampedusa.

Pronto vamos a celebrar el quinto aniversario, el 7 de julio.

¿Y van a ir allí otra vez?

Él va a ir a Bari, a hacer un día de oración por la paz en el Medio Oriente. Es interesante: fue a Lampedusa y cinco años después va a la costa de Europa a pedir la ayuda de Dios para la paz en el Medio Oriente.

Con el patriarca de Constantinopla.

Sí.

El Papa, con los inmigrantes

¿Hay previsto algún sínodo o alguna cosa especial del Papa sobre este tema?

El hecho de que el Papa mismo dirige la sección Migrantes y Refugiados, de que él es el jefe directo, se puede decir que es un gesto diario. Un gesto de: entre todas las cosas que tengo que hacer, quiero mantener una presencia activa en este punto.

¿Usted despacha habitualmente con el Papa sobre estos temas?

Sí.

¿Le duele la posición de Europa respecto a este tema? Hay como una especie de encerramiento: Polonia, Hungría, Italia, Austria…

No puedo generalizar, porque hay muchas situaciones difíciles en otras partes del mundo. Pero lo que más me duele es que todas las buenas experiencias aquí en Europa de acogida, de protección, de promoción, de integración de los recién llegados no llegan a la conciencia pública. La ideologización de la cuestión está llevando a que Europa misma está perdiendo su propia experiencia: la experiencia positiva que tenemos tantos europeos de acoger y proteger. Todo eso está perdido en el ruido del miedo, y eso es una lástima. Espero que ustedes puedan ayudar a la gente a descubrir que estamos haciendo lo que nuestro corazón y nuestra fe nos piden, que es reconocer en el extranjero al Señor Jesús.

Y de hecho, un país como España, emigrante durante muchísimos años, en este momento está volviendo a esas raíces: hay una oleada de solidaridad con el Aquarius, impresionante.

A mí me toca mucho la idea de que los venezolanos o los nicaragüenses, cuando se encuentran en dificultad vuelven a España, si puede ser.

A la madre patria.

No sé si se puede decirse así exactamente. Pero vuelven aquí, aunque tienen sus críticas y sus cuestiones. Y cuando se encuentran en dificultad, regresan. Y eso me parece una buena cosa.

La Iglesia va a seguir, siempre, en esta brecha en vanguardia: este tema no lo va a olvidar.

Como he dicho antes, eso es imposible porque la Iglesia es el pueblo de Dios en camino. Y si estamos en camino, aquí nos veremos.

Muchas gracias, padre.

El jesuita Michael Czerny

 

«Hemos rescatado en el Mediterráneo más de 55.700 personas»

 

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Òscar Camps, director de la ONG Proactiva Open Arms

Camps, nacido en Barcelona, decidió en 2015 desplazarse a Lesbos, una isla
griega situada cerca de Turquía, para evaluar la situación de los refugiados
sobre el terreno. Camps, antes de embarcarse en la dichosa aventura
de rescatar a náufragos del Mediterráneo, era propietario y dirigía en Badalona
una empresa de socorrismo establecida, Pro-Activa Serveis Aquàtics,
dedicada a los servicios marítimos, concretamente en la seguridad acuática
y el socorrismo.

Y con 15.000 euros que Camps tenía ahorrado y un grupo de voluntarios empezó a guiar y ayudar a llegar a las playas a los refugiados, principalmente sirios, que venían desde Turquía en embarcaciones muy frágiles.

Su tarea nació de un evento clave que le motivó a ponerse en movimiento:
la publicación de las imágenes del cadáver de Aylan Kurdi, el niño de
tres años que había muerto ahogado intentando hacer la travesía con su familia
cuyas fotos dieron la vuelta al mundo.
El verano pasado participó en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en el encuentro «Crisis de los refugiados: conflicto, migración y respuesta europea».
«Harán falta más de cuatro tiros al aire para que nos vayamos a casa», avisó
Oscar, y bromeaba en este sentido que, «en lugar de chalecos salvavidas, se pondrán chalecos antibala” ante las medidas y las amenazas de los guardacostas libios y los planes de las autoridades libias para crear una vasta zona marítima que retira el  permiso de navegación a los barcos extranjeros.

Lejos de abandonar, se plantean volver a llevar su buque insignia, el Astral, para seguir salvando vidas. Camps se siente con todo un mundo en contra, desde el barco racista
de Defend Europe hasta la Unión Europea, pero no pierde la esperanza.

Ventana Europea: ¿Cuántas vidas habréis rescatado en estos dos años?
Òscar Camps: Hemos rescatado en el Mediterráneo más de 55.700 personas
desde que, un día, hace ya dos años, un grupo de voluntarios decidimos dejar
la comodidad de nuestras vidas para ayudar a salvar las vidas de todos aquellos que se ahogan en la frontera más mortífera del mundo. Cada una de estas personas rescatadas tiene una historia personal que le ha llevado a lograrlo.
Pero muchas otras se quedan en el camino.
Nosotros preferimos quedarnos con estas 55.700 historias que, gracias al
apoyo de muchas otras personas de la sociedad civil que deciden dar aportaciones
económicas para que Proactiva Open Arms siga trabajando, y así ellas seguirán
escribiendo sus días.

V. E.: Háblanos de algún caso significativo.
Ò. C.: Me viene a la cabeza una niña, Miracle, que llegó a la vida a bordo de
nuestro barco con bandera española, el Open Arms. Un equipo de 15 voluntarios
y voluntarias profesionales del salvamento marítimo la conocimos por primera vez. Era la tripulación 29 de nuestra ONG. Su madre, de nombre Peace, huía de Ghana. La pobre Peace dio a luz en nuestro barco, y lo reitero porque nadie en el mundo debería
encontrarse en la situación de tener que hacerlo en esas condiciones.

V. E.: ¿Que sentisteis?
Ò. C.: Al cogerla en nuestro regazo nos acordamos también de las más de
55.700 personas que decíamos antes que hemos rescatado en nuestro deseo de
ayudar a salvar las vidas de todos aquellos que se ahogan en la frontera más mortífera
del mundo. Cada una de estas personas rescatadas tiene una historia personal
que le ha llevado a lograrlo. Pero muchas otras se quedan desgraciadamente
en el camino.

V. E.: Pero Libia está cerca…
Ò. C.: Las personas que nos encontramos en el Mediterráneo central salen de
Libia, un país sin gobierno, controlado por mafias y milicias. Un país en el
que distintas organizaciones han podido comprobar de primera mano que la esclavitud
nunca fue abolida del todo. Se vende y se compra personas como esclavos
y esclavas, violando sistemáticamente los derechos humanos más básicos,
incluyendo el derecho que da sentido al resto, el derecho a la vida.

V. E.: No solo Libia…
Ò. C.: Las aguas internacionales se han convertido «en el agujero negro»
o «alfombra» donde la UE «esconde lo más sucio que hay». Denunciamos que las
autoridades ponen más dinero en deportar gente que en salvar vidas. Nos preguntamos si hay verdadera voluntad para poner recursos o más bien para poner
debajo de una alfombra una realidad que no saben gestionar. Y luego niegan recursos
para garantizar la seguridad, para el pasaje seguro o incluso para el rescate en el mar cuando tienen problemas. Eso es lo que más nos indigna.

V. E.: ¿Por qué vuestro encuentro con el Papa?
Ò. C.: Queríamos llevar un trocito de realidad de Lesbos, porque la realidad
de Lesbos se aleja bastante de la versión oficial que se maneja. Cuando vino el Papa vino con muy poco tiempo, vino con cuatro horas, no tuvo tiempo para moverse
demasiado pero con cuatro horas hizo poner a todas las cámaras de todo el
mundo ahí y nos dio una lección de lo que tenemos que hacer. A ver si alguien
toma nota y pueden establecerse corredores humanitarios para respetar los
acuerdos comunitarios establecidos en materia de refugiados La llegada de
familias traídas por el papa en su avión tras su visita a Lesbos no fue solamente
una obra de caridad sino toda una lección magistral para un continente dominado por el miedo.

V. E.: ¿Còmo llevasteis la realidad de Lesbos al Papa?
Ò. C.: Le llevamos un chaleco de una niña siria de seis años que no pudimos
rescatar. Murió ahogada con su familia. Cuando levanté el chaleco nos rodearon
todos los de seguridad, pero fue anecdótico porque no hubo ningún problema. Enseguida vino y en un tono muy cordial y distendido nos alabó el trabajo
y nos animó a seguir. Nos dijo que estamos haciendo un gran trabajo, nos
felicitó, que estábamos en sus oraciones. Quedó conmovido cuando le conté la
historia. Cogió el chaleco, se lo llevó y le entregamos una carta.

V. E.: ¿Qué piensas de la política de la UE y de España ante este fenómeno?
Ò. C.: Lo que más echamos en falta de la sociedad española y europea en general
es la implicación en lo que está sucediendo, la falta de empatía, la sensibilización
y el clamor para cambiar las cosas. Falta indignación de la ciudadanía para que se puedan exigir cambios en los gobernantes que permitan que nuestro trabajo no sea necesario ya nunca más. La política de la UE es externalizar fronteras y pagar
a terceros países para que hagan el «trabajo sucio» saltándose los derechos humanos,
la Convención de Ginebra y todos los convenios internacionales a los que Europa está suscrita», afirma. Esta es la realidad y el resto es demagogia»

Proactiva Open Arms es una organización no gubernamental de Badalona (Barcelona, España) fundada en septiembre de 2015 cuya principal misión es rescatar del mar
a los refugiados que llegan a Europa huyendo de conflictos bélicos, persecución o pobreza… Recientemente, mientras las grandes ONG decidieron retirarse del Mediterráneo en agosto por el acoso de los guardacostas libios, este no fue
el caso de Proactiva Open Arms, la ONG que puso en marcha Òscar Camps. Su ejemplar labor se ha podido ver en una gran exposición reciente “No más vidas a la deriva. Proactiva Open Arms, dos años de misión en el Mediterráneo” #rutaDOCfield

VENTANA EUROPEA. Octubre 2017

Llega a costas italianas barco con 26 cadáveres de mujeres

Salerno

Roma. Un barco de bandera española con 375 migrantes, además de los cadáveres de 26 mujeres que habrían muerto ahogadas en alta mar, atracó hoy en el puerto de Salerno, al sur de Italia.

“Es una tragedia de la humanidad, creo que la fiscalía se activará inmediatamente para evaluar si se trataría de homicidios”, declaró a los medios el prefecto, encargado de la seguridad, de Salerno, Salvatore Malfi.

Confirmó que la mañana de este domingo llegó al puerto la nave española Cantabria, que rescató a los indocumentados en alta mar.

“Las mujeres fallecidas, de nacionalidad posiblemente nigeriana, parece que estaban a bordo de una lancha en la que también había hombres. La barcaza se habría hundido y las mujeres desgraciadamente se llevaron la peor parte, pues son más débiles”, dijo Malfi.

En un primer momento el prefecto excluyó que las fallecidas fueran víctimas de la trata de personas destinadas a la prostitución en Europa, pues quienes realizan ese tipo de actividades “siguen otras dinámicas y usan otros canales”.

“Subir a mujeres en una lancha sería una inversión arriesgada que los señores que controlan la trata no harían, pudiendo perder de un solo golpe la que ellos llaman mercancía”, precisó.

En tanto, el fiscal Luca Masini y médicos legales abordaron la nave con el objeto evaluar la situación y establecer si existen los elementos para abrir una investigación por homicidio.

Posteriormente los cadáveres fueron transportados a la morgue del hospital público de Salerno para realizar una primera inspección y determinar si habrían sufrido abusos sexuales.

Fuentes médicas informaron que una vez terminados análisis y eventuales autopsias, nueve de los cuerpos serán sepultados en el cementerio municipal de Salerno y el resto en los de otros ayuntamientos vecinos.

“Ya hemos tenido otros muertos, pero en esta nave será todo más complicado, incluido el impacto moral. Estamos en estrecha colaboración con la fiscalía porque los 26 cuerpos podrían ser resultado de 26 homicidios”, dijo Malfi.

Indicó que en el Cantabria llegaron otros 375 migrantes, 259 del sexo masculino y 116 mujeres, entre ellas nueve embarazadas.

En tanto, fuentes del Ministerio del Interior confirmaron que en la última semana arribaron a costas italianas dos mil 500 inmigrantes, en lo que parece una reactivación de los desembarcos luego de que en los primeros 10 meses de 2017 cayeran casi 30 por ciento respecto del mismo periodo de 2016.

Hallados 7 cadáveres en una barca con inmigrantes en el Mediterráneo central

Roma, 1 nov (EFE).- Los cadáveres de siete personas fueron hoy localizados en una embarcación neumática cargada de inmigrantes que se dirigía a Italia a través del Mediterráneo central, confirmaron a Efe fuentes de la Guardia Costera italiana.

 La barca, en la que viajaban decenas de inmigrantes, fue localizada por una nave militar irlandesa de la operación militar comunitaria EUNavforMed frente a las costas de Libia.

La embarcación se encontraba fuera de las aguas territoriales del país norteafricano, agregaron las fuentes.

Los guardacostas italianos coordinaron la operación de rescate de unas 900 inmigrantes, que llegarán en las próximas horas a puertos aún por determinar.

En el dispositivo de salvamento participaron también naves de organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras (MSF), que interceptó tres embarcaciones y acogió a 500 inmigrantes en la «Aquarius», que comparte con SOS Méditerranée, .

El buque «ha puesto rumbo al norte hacia un puerto seguro», explicó la organización en su perfil de Twitter.

MSF señaló que el rescate de la barcaza llegó a un momento «crítico cuando colapsó» y docenas de personas acabaron en el agua desprovistas de chalecos salvavidas, como puede verse en las imágenes que difundió en esa red social.

Agregó que, a pesar de la rapidez del rescate, «en esta crítica situación es imposible asegurar» que todos los inmigrantes que cayeron al mar hayan sido salvados.

Uno de ellos, aseguró, fue sometido con éxito a una recuperación cardiopulmonar.

Italia es el lugar al que intentan llegar los miles de inmigrantes que zarpan desde las costas de Libia para alcanzar territorio europeo, si bien en los últimos meses el flujo migratorio se ha visto reducido considerablemente.

En lo que va de año, hasta el 31 de octubre, han desembarcado en Italia 111.397 inmigrantes, un 30,13 % menos que los 159.427 que llegaron en el mismo periodo del año pasado, conforme a datos del Ministerio del Interior. EFE