El Papa Francisco, con la sensibilidad que le caracteriza, vuelve a incidir y a recordarnos la necesidad de acabar de una vez por todas con la violencia que atenaza y discrimina a la mujer, el reconocimiento de su aportación a la sociedad, a la familia y al progreso de la humanidad. Hoy en día la mujer sigue padeciendo situaciones crueles derivadas del mero hecho de haber nacido mujer, negándosele incluso el derecho a su dignidad y a su reconocimiento como persona humana nacida en igualdad respecto al varón.