Buscando la blanca alegría de la libertad

portada-8-696x392Fórmula 1. Hasta hace muy poco era una de las imágenes más reclamantes del espectáculo. Luciendo una bandera o enseñando el dorsal junto a un piloto. Con su blanca alegría (de profidén) y una aparente espontaneidad para dar sensación de libertad en la parrilla de salida. Son las “grid girls”. Contratadas para lucirse, ser vistas, como “attrezzo” o un adorno más de una competición que nos engañemos es 100% masculina. La empresa propietaria de la Fórmula 1 decidió terminar con esa costumbre típica en el deporte del motor. “Aunque la práctica de emplear azafatas ha sido un elemento clásico de la Fórmula 1 durante décadas, creemos que esta costumbre no concuerda con los valores de nuestra marca y está claramente en desacuerdo con las normas sociales actuales”. Así argumentaban tan explícita y reveladoramente la decisión. Relea el lector las negritas anteriores. La presencia de las azafatas (en torno a los 500 euros por fin de semana) depende de los patrocinadores y de los patrones de la Fórmula 1. “No son simplemente los cuatro segundos que están sujetando la bandera del piloto”, explican los sabedores de esto. “Tienen que transmitir una serie de valores acordes con los patrocinadores, hablar con los invitados en el paddock, estar presentes en otros actosNo solo es estar ahí paradas”.

 

Y, por supuesto, en la compañía –decían antes para justificar su presencia- nos preocupamos de que estén muy bien cuidadas. Los uniformes sean correctos, que no sean exuberantes o llamativos como eran antes; enseñan lo justo y son femeninos”. Relea el lector las nuevas palabras en negrita.

Unos meses antes en 2017 Helena Maleno, activista defensora de los derechos humanos asistía a otra “exposición femenina”. La de una víctima de explotación sexual. Helena salva las vidas (obligación primera de las administraciones de las dos orillas) de los que no saben que esos y los de todos los puntos cardinales del mundo son mares…sin riberas. Sin abrazos que esperen en las playas. Lo narraba así:

A Erin se le sigue quebrando la voz cuando explica que a pesar de ser una superviviente, una esclava sexual nunca llega a curarse del todo.(…) Después de 15 años sigue quebrándose su voz cuando habla en público porque explica que a pesar de ser una superviviente, una esclava sexual nunca llega a curarse del todo. Relata con detalles su captación, transporte desde Rumanía y su posterior explotación en el Estado español. Con la realidad de su historia define todo el proceso y las claves para entender el negocio criminal de la trata. Parece que el tiempo no hubiese pasado, sus recuerdos son tan claros como si los viviese en ese momento. Noto un escalofrío que me sube desde la espalda y me pregunto cómo se puede terminar con esta lacra normalizada por nuestras sociedades capitalistas y globalizadas…”

Es importante acercarse a los testimonios vivos (hay muchas maneras de hacerlo) para que las letras y las palabras no se queden cortas. Testimonios de cualquier mujer esclava y con alegría mustia. Objeto no solo de miradas como las de la Formula 1, repetidas en miles de escaparates televisivos sino objetos degradantes para depredadores e inhumanos. De esta denuncia escribo hoy.

La prostitución es un destino marcado a fuego demasiado temprano – ¡ay!- de muchas niñas y, en menor medida, también de niños –¡ay!-. Solo por citar un dato asombroso a las puertas del Imperio : En 2015 la Asociación Unidos contra la Trata estimó que hay al menos 50 mil niños esclavos sexuales en la frontera de México con Estados Unidos (¿hablamos de las que esperan en Libia?). Añadamos el paseo vergonzoso por burdeles y calles del mundo y tropezaremos también con muchas víctimas infantiles del comercio sexual. Una industria cosida a una red de traficantes, intermediarios, agentes turísticos y proxenetas, que se manejan como Pedro por su casa con escandalosa impunidad.

Pero, tranquilos que el “establishment” sigue tomando medidas radicales. Tan radicales como la de los avisos familiares a los niños para no vean escenas escabrosas: ¡Niños eso no se ve!

Es la “trascendental” medida tomada por el Ayuntamiento de Amsterdam ante los turistas que pasean sus miradas por los escaparates en su barrio Rojo, provocadoramente comerciales como los de la tele. Que también exhiben comercialmente “azafatas” en un “paddock” distinto : la zona de De Wallen, lugar de los ventanales de la prostitución donde hay a veces hasta 27 grupos de turistas por hora, Las autoridades han decidido que los visitantes, ordenados por los guías, se girarán y darán la espalda a los ventanales de la prostitución en sus rutas turísticas. ¡“Turistas” eso no se ve!

 

Seguimos recordando que la mujer no es un objeto de usar y tirar. Tiene derecho a la alegría de vivir en libertad Y seguimos reiterando la necesidad de no mirar para otro lado cuando en el análisis de la realidad nos podemos empapar de los datos –¡personas!- que hablan de los ingentes números– personas, insisto- que sufren a causa de la trata. La mayoría son de sexo femenino aunque ha crecido sensiblemente el porcentaje de menores de ambos sexos. Es un gran negocio, degradante, pero negocio… de esclavos: La trata de personas está entre los tres mayores mercados ilegales de las economías clandestinas. 150 billones de dólares al año.

Cada vez va siendo mayor la red de instituciones civiles y religiosas que luchan contra esta lacra. Os aconsejo entre otros, este blog : http://cem-noalatrata.org/. Hace falta estar vigilantes para que no nos den gato por liebre, como quieren –con el Papa Francisco al frente– los promotores de la Vigilia anual contra la trata del 8 de febrero. Podemos combatir (oración, denuncia, sensibilización, acción …) la naturaleza de una relación en la que un hombre, en la mayoría de los casos, compra los servicios sexuales de una mujer.

“La prostitución, que nadie se engañe, no es una conducta sexual y, por lo tanto, no es un modo de vivir la sexualidad.Tampoco es un mal necesario, argumento con el que hombres y mujeres, dentro y fuera del matrimonio, encubren conductas masculinas de dominación bajo la falsa apariencia de necesidades fisiológicas”. Nos lo dejó bien escrito Maria Teresa Compte miembro del Foro de Trata de la CEE que junto la Red interclesial contra la trata se acercan al fenómeno de frente, sin darles la espalda. Porque “la prostitución es un negocio muy lucrativo que funciona a costa de mujeres engañadas y que creen que la actividad que ejercen les confiere una identidad indeleble; que soportan la violencia física con relaciones sexuales practicadas sin descanso. Usadas para satisfacer demandas inmediatas cuya mayor virtud, dicen los clientes, es que no generan responsabilidad alguna. Esclavas de quienes las explotan que enriquecen a aquellos que solo las ven como una inversión en medios de producción. Mientras las victimas viven sometidas a un proxeneta que les alquila un tramo de calle, un bolardo en una rotonda, un árbol de una céntrica calle o, en el mejor de los casos, una habitación en un club o macroburdel que, además, sirve para blanquear dinero”. (Vuelvo a reiterar la llamada de atención a las “negritas”)

Es urgente acabar con los debates estériles sobre la prostitución y liberar a esas mujeres. Es una falacia neoliberal lo del libre consentimiento; es una hipocresía social y una asquerosa complicidad de las instituciones públicas y privadas. Con la prostitución se fomentan la humillación y la mercantilización de la mujer. La esclavitud y la tristeza A estas alturas, nadie puede mirar para otro lado o alegar desconocimiento sobre los pérfidos caminos y exigencias de las mafias y la inhumana existencia, horrorosa, de miles de mujeres, incapaces de liberarse de una permanente condena mafiosa. Es preciso impulsar ya campañas eficaces (sensibilización, educación y acción) contra ello. Incluso con escaparates mediáticos como el de la Formula 1. Un fenómeno que a su vez alimenta la desigualdad, incita a cometer delitos y consagran formas de dominio inadmisibles en una sociedad de iguales. Cada prostituta depende de un solo hombre, pero las utilizan muchos otros.

La mirada vigilante de mucha gente de Iglesia recuerda y ofrece la Jornada contra la trata con un cartel de un emigrante mirando al mar. La trata de personas y el tráfico con los migrantes son dos realidades que siempre están vinculadas. El mar, obstáculo y cementerio muchas veces, también es camino de futuro para lograr alcanzar los sueños limpios de una vida digna y libre.

Aspiran a la alegría blanca y al vuelo de la libertad acosadas por las miradas turbias de quienes quieren cazar su libertad. Que mejor que robarle versos a Garcia Lorca para expresar esos sueños a los que aspiran, mirando al mar: alcanzar “la blanca alegría de la libertad “: Pero me iré al primer paisaje/de choques, líquidos y rumores /que trasmina a niño recién nacido/ y donde toda superficie es evitada,/para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría/cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas (“Cielo vivo”, del libro “Poeta en Nueva York“).

 

Los comentarios están cerrados.