El Centro de Satélites europeo (SatCen), que depende del Consejo, cumple 25 años vigilando las fronteras europeas desde la base militar de Torrejón de Ardoz
Casi un millón de sirios, iraquíes y afganos (principalmente) que entra en pocos meses a la UE por el mar Egeo; otros cientos de miles que se juegan la vida cruzando el Mediterráneo desde Libia, en lo que ya es la ruta migratoria más mortífera del mundo; mafias que cuelan a los migrantes a través de los Balcanes; caravanas de familias en ruta por el desierto del Sáhara… La inmigración se ha convertido en los últimos años en un debate central en los despachos de Bruselas, y el Centro de Satélites de la UE (SatCen) —que depende de los Estados miembros— el mejor sitio para observarla. Desde un edifico cualquiera en medio de la base militar de Torrejón de Ardoz, en Madrid, se controla todo lo que sucede fuera de las fronteras de la UE y a todos los que intentan penetrar en ella. La UE vigila desde Madrid.
“El SatCen son ojos para la UE”, describe Pedro Serrano, vice secretario general de política exterior comunitaria. Unas 130 personas, militares y civiles, de más de 20 países trabajan desde hace 25 años bajo celosas condiciones de privacidad para vigilar cualquier movimiento fuera de la UE. A la entrada hay que poner el móvil en modo avión o apagarlo para evitar la transmisión de cualquier información considerada “sensible”, entre otras medidas.
CUANDO SE INTENTA PONER MAYOR CONTROL A LA INMIGRACIÓN EN ALGUNOSLUGARES, El RIESGO ES QUE INMEDIATAMENTE [LOS MIGRANTES Y LAS MAFIAS] ENCUENTREN VÍAS ALTERNATIVAS» PEDRO SERRANO, VICE SECRETARIO GENERAL DE POLÍTICA EXTERIOR DE LA UE
Aquí, las protagonistas son las pantallas que recogen datos geoespaciales e imágenes de satélites comerciales y de algunos Gobiernos (como de EE UU) y que puedan ayudar a predecir las crisis. “Hay que tener una visión a futuro”, explica el director, el francés Pascal Legai. Lo que se intenta es adelantarse y prepararse para una situación, más que responder a ella. Es alertar de que cientos de migrantes cambian de rumbo desde Libia a Argelia —como está sucediendo— y así poner en guardia a las autoridades pertinentes. “Cuando se intenta poner mayor control a la inmigración en algunos lugares, el riesgo es que inmediatamente [los migrantes y las mafias] encuentren vías alternativas”, explica Serrano. Los movimientos de personas por todo el Sahel están en constante cambio y el SatCen ayuda a identificar cuáles son y por dónde se están desviando los flujos migratorios, continúa negándose a detallar esas nuevas rutas.
Imágenes satélites de infraestructuras críticas dañadas en Iraq en 2016.Imágenes satélites de infraestructuras críticas dañadas en Iraq en 2016. SATCEN
A pesar de que su mandato es vigilar lo que sucede en todo el mundo excepto en la UE, el SatCen también puede enfocar los satélites hacia dentro de un Estado miembro si este lo pide. Es el caso de España, donde el SatCen ve casi a tiempo real (en una hora) lo que sucede en Ceuta y Melilla, dice el portugués Adriano Baptista, jefe de la división de operaciones y con un pasado profesional en Inteligencia. Pero además, “cuando los datos no existen, se pueden encargar y tardarán unas 24 horas en llegar”, continúa. Es decir, un cliente del SatCen —como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la ONU, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y un Gobierno de la UE, entre otros— puede solicitar información sobre un punto concreto en el globo terráqueo del que no se hayan recogido datos y el centro hará la petición para que el satélite gire y capte las imágenes solicitadas. Una suerte de espionaje a la carta. De hecho, “la competencia es feroz”, coinciden entre carcajadas los directivos de la instalación entre los cuales no se encuentra ni una sola mujer.
España es el quinto país que más aporta a este centro por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia
“El SatCen nos permite físicamente ver lo que está ocurriendo en teatros que afectan a la seguridad de Europa y, lo que es más importante, explicar lo que estamos viendo. El análisis de las imágenes”, explica Serrano. Para él, la situación en el este de Ucrania y la inestabilidad en el Sahel —especialmente en Libia donde, a pesar de que “la herida [del conflicto] esté abierta, la UE está muy activa”— se antojan “desafíos” para el proyecto común. La vigilancia es constante y el SatCen analiza fotografías en las que el objeto más pequeño mide 30 centímetros. Suficiente para identificar fábricas caseras de gomones y barcazas de madera a lo largo y ancho de todo el Sahel, flujos migratorios cambiantes y centros donde los migrantes, en su mayoría subsaharianos aunque cada vez más asiáticos, son hacinados a la espera de poder embarcar rumbo a la UE. Pero ninguna imagen comprometida se puede ver.
La información que entra en este centro es totalmente confidencial y sólo se la pueden dar a sus clientes. Las decisiones que tome Bruselas basándose en las imágenes “son políticas”, repite Legai. El SatCen es simplemente un facilitador de datos que no entra en en la polémica sobre el control de fronteras, la destrucción de pateras o la persecución de mafias de inmigrantes, aunque sí que ofrece un “apoyo especial” a la operación de Inteligencia y antimafia de la UE que opera frente a las costas libias: Sophia.
The New Arrivals
Cuatro millones de inmigrantes han llegado a España en dos décadas en avión, en patera o saltando la valla. Más de un millón de personas pidieron asilo en Europa el año pasado. EL PAÍS cuenta, en un proyecto de 500 días con los diarios The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, cómo se adaptan estos nuevos europeos y cómo Europa se adapta a ellos. Una mirada a un fenómenos que está transformando España y el continente
El SatCen tiene un presupuesto total de 26 millones de euros en 2017, algo que se antoja “insuficiente”. El director Legai ha pedido a los Estados un incremento del 13% para el año que viene y se presume se cumplirá. “Hasta ahora nos han dado siempre la cantidad que hemos pedido”, asegura en un inglés afrancesado. La Comisión Europea aporta 13 millones al SatCen, mientras que los Estados miembros aportan, según su PIB, el otro 50%. España es el quinto país que más dinero destina a este centro por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Reino Unido, después del Brexit, “seguirá colaborando como tercer país”. Es la única manera de no perder una de sus mayores contribuciones.
La crisis migratoria es una de las seis áreas del SatCen —militar, contingencia, humanitaria, armas de destrucción masiva, infraestructuras críticas y crimen generalizado y vigilancia— que más recursos requiere y ha aumentado tanto el interés por entender los flujos de personas que el SatCen ha creado un equipo permanente que sólo se dedica a ello. El centro acaba de renovar su acuerdo trienal con Frontex (la Agencia de control de Fronteras Exteriores de la UE), con la que comparte información constantemente.
EVITAR LIBIA
B. D. C (MADRID)
La nueva estrategia de la UE para hacer frente a la inmigración irregular es, primero, tratar de que los migrantes eviten pasar por Libia; y segundo, fomentar los denominados retornos.
Hace unos días, la ONU, a través de su Comisionado para los refugiados (Acnur), asistió a una veintena de migrantes para que volvieran a Níger desde Libia con el objetivo de que, desde allí, solicitasen el asilo de una forma legal y de que no cayesen en manos de los traficantes. Fueron 25 personas, pero el objetivo es que se convierta en la línea general migratoria para unos 40.000 inmigrantes en 2018. Serrano insiste en que lo más importante es que los refugiados mantengan su derecho al asilo y defiende que si retornan a Níger, el examen caso por caso de las solicitudes de protección será mucho mejor.
La UE también quiere fomentar que los inmigrantes que se encuentran en suelo comunitario en situación irregular retornen a sus países de origen.
-¿Deportaciones?
-No, responde Serrano contundentemente. “Es una de las formas eficaces de explicarles a los inmigrantes irregulares de que tienen que usar vías legales y de quitarle a las organizaciones criminales el control sobre la desesperación de la gente”, cierra.