El Papa Francisco recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, este primer lunes 7 de noviembre, a los casi 130 participantes en el Encuentro sobre la Trata de seres humanos, organizado por “Renate”, es decir la Red Europea de Congregaciones Religiosas que se dedica, precisamente, a luchar para erradicar la trata y la explotación de seres humanos.
Al darles su cordial bienvenida, el Pontífice afirmó que oportunamente su Segunda Asamblea se realiza en Roma, durante el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que constituye un tiempo de gracia en el que todos estamos invitados a entrar más profundamente en este misterio de Dios.
“Una de las más dolorosas de estas heridas abiertas es la trata de seres humanos, una moderna forma de esclavitud, que viola la dignidad, don de Dios, en tantos hermanos y hermanas nuestros y que constituye un verdadero crimen contra la humanidad. Mientras mucho se ha hecho para conocer la gravedad y la extensión del fenómeno, mucho más queda por hacer para que se eleve el nivel de conciencia en la opinión pública y para establecer una mejor coordinación de esfuerzos por parte de los gobiernos, de las autoridades judiciales, legislativas y de los agentes sociales”.
El Sucesor de Pedro añadió que uno de los desafíos de su trabajo de sensibilización, educación y coordinación es esa cierta indiferencia, e incluso complicidad, que representa esa tendencia por parte de muchos de mirar hacia otra parte, tal como él mismo ha escrito en su Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual; mientras poderosos intereses económicos y redes criminales van adelante con sus actividades.
El Pontífice les expresó su aprecio por este empeño a fin de acrecentar la conciencia social acerca de la dimensión de esta plaga, que afecta de modo especial a las mujeres y a los niños. Y volvió a agradecerles el fiel testimonio del Evangelio de la misericordia que realizan, como lo demuestra su empeño en la recuperación y rehabilitación de las víctimas, a la vez que les dijo textualmente:
“Su actividad en este ámbito nos recuerda los enormes y, con frecuencia, silenciosos esfuerzos que han hecho durante muchos años las congregaciones religiosas, especialmente femeninas, atendiendo a quienes han sido heridos en su dignidad y marcados por sus experiencias. De modo especial pienso en la contribución específica ofrecida por las mujeres para acompañar a otras mujeres y niños en un itinerario profundo y personal de curación y de reintegración”.
Llamándolos “queridos amigos y amigas”, el Santo Padre se despidió de los participantes en esta Asamblea de la Red Europea de Congregaciones Religiosas, que lucha contra la trata y la explotación de seres humanos, manifestando su confianza en que sus trabajos contribuirán a que se lleve a cabo un más eficaz testimonio del Evangelio, en una de las grandes “periferias” de nuestra sociedad contemporánea.
Encomiendo a todos ustedes y a todas las personas a las que sirven – les dijo el Papa Bergoglio – a la amorosa intercesión de María, Madre de la Misericordia, a la vez que de corazón les impartió su bendición apostólica como prenda de alegría y de paz en el Señor. Y mientras les aseguró que los recuerda en su oración, Francisco les pidió que, por favor, no se olviden de rezar por él.
(María Fernanda Bernasconi – RV)