Son bien conocidas en España las imágenes de emigrantes con maletas de cartón que en los años 60 partían a Europa y América en busca de trabajo y una vida mejor.
Este fenómeno, conocido como la ‘emigración española’, acabó en 1973 como consecuencia de la crisis del petróleo y, tras la entrada de España en la Unión Europea y la bonanza económica que la precedió, los emigrantes pasaron a ser cosa del pasado: España se convirtió en un país con un nivel de vida envidiable que ya no producía emigrantes, sino que los acogía.
Aunque España nunca ha destacado por tener una tasa de desempleo baja, nadie había imaginado que la actual crisis dejaría 5.273.600 parados y que se ‘cebaría’ especialmente con los jóvenes. El desempleo juvenil en estos momentos ronda el 50%, y si no fuera por la fuerte emigración de la juventud que se ha producido durante los últimos años sería aún peor.
Según la prensa europea, alrededor 300.000 jóvenes españoles formados han abandonado el país desde 2008 hasta el 2011, desalentados por la falta de oferta laboral. Según la reforma laboral aprobada por el nuevo gobierno, durante el primer año de contrato las pequeñas y medianas empresas (PYMES) podrán despedir al trabajador sin indemnización ni causa, lo cual supone abrir más aún las puertas al empleo precario y temporal. Los jóvenes de menos de 25 años, por su falta de experiencia, seguirán así abocados a trabajar por un sueldo bajo o a encadenar prácticas no remuneradas. Los recortes que se han hecho en investigación han convertido lo que antes era una oportunidad para formarse en el extranjero en una obligación, y España se enfrenta a una auténtica ‘fuga de cerebros’ que, sin duda, repercutirá a largo plazo en el país, tanto social como económicamente.
Aunque este fenómeno se produce ya desde hace años, hace poco que se ha empezado a hablar de ello y a considerarlo un problema. Esto quizás se deba a que los jóvenes españoles ya no emigran sólo a países del norte de Europa, conocidos por su alto nivel de vida, sino que también lo empiezan a hacer a países del este de Europa. El periódico checo Lidové Noviny habla en un artículo reciente de lo mucho que ha aumentado la cantidad de jóvenes inmigrantes del sur de Europa. Se trata de menores de 35 años que buscan trabajo en empresas checas, formados y con buen nivel de inglés.
Lo peor de esta situación es no saber cuánto va a durar. La mayoría de los jóvenes que se van lo ven como algo temporal, piensan en trabajar fuera unos años hasta que «pase la crisis», o al menos su peor parte, para volver a casa y buscar trabajo allí. Sin embargo, ¿que es lo que les espera? Hay teorías acerca de que a la crisis le seguirá un largo periodo de depresión que durará años, durante los cuales no habrá cambios significativos en la tasa de desempleo, y aún después las cosas no volverán a ser como antes. Muchos de estos jóvenes han crecido con un nivel de vida que difícilmente van a ser capaces de mantener.
Mientras tanto, en España el gobierno sigue haciendo recortes y los jóvenes españoles se marchan huyendo de la pregunta que nadie quiere hacerse: ¿Está la juventud española condenada al desempleo? Sólo el tiempo lo dirá.
http://www.unric.org/es/desempleo-juvenil/279-los-espanoles-vuelven-a-ser-emigrantes