Del 17 al 21 de noviembre se ha celebrado en el Vaticano el VII Congreso Mundial de Pastoral de las Migraciones. Cada cinco años se convoca a representantes de todo el mundo para debatir sobre cuestiones de actualidad y marcar orientaciones pastorales. En esta ocasión se reunieron unas 300 personas de 90 países. La delegación española contó con tres laicas, un religioso, el obispo presidente de la comisión de migraciones de la Conferencia Episcopal y tres sacerdotes diocesanos, entre lo que se encontraba José Luis Lastra Palacios, coordinador de la mesa diocesana de pastoral con inmigrantes de Burgos.
La mirada del presente congreso quería ser positiva: el título hablaba de “Cooperación y desarrollo en la pastoral de las migraciones”, y se pretendía hacer ver cómo los migrantes contribuyen al avance de las sociedades de acogida y también de la misma Iglesia, a la vez que son fuente de desarrollo para sus países de origen. Todo ello a través de ponencias, testimonios y mesas redondas en las que se insistía en una “narración positiva” de las migraciones. Cada día se centró la mirada en un colectivo concreto: familias, mujeres, jóvenes. Sigue leyendo