MARADIAGA: «HACER DE LA MIGRACIÓN UN NEGOCIO ES UNA VERGÜENZA»

 
Madariaga en Naciones Unidas

Religión Digital – Mundo

Redacción, 22 de octubre de 2013

Madariaga en Naciones Unidas

Madariaga en Naciones Unidas

El cardenal de Tegucigalpa y coordinador del «G8» de Francisco, Óscar Andrés Rodríguez, pidió este lunes a la comunidad internacional acabar con la «globalización de la indiferencia» y superar las barreras que limitan los efectos positivos de la migración.

Maradiaga fue el orador principal del evento especial realizado sobre la temática: «Juventud y Migración», organizado conjuntamente por la misiones permanentes de Honduras y Colombia ante las Naciones Unidas, la misión observadora permanente de la Santa Sede ante la ONU y los salesianos de Don Bosco, teniendo como anfitrión al presidente del Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) embajador Néstor Osorio, representante permanente de Colombia. 

El cardenal hondureño clamó por los jóvenes de su país los que dijo, carecen de oportunidades lo que les hace deslumbrarse ante el espejismo del llamado «sueño americano».

El prelado recordó que Honduras tiene una población eminentemente joven. «El 42 por ciento de nuestra población que está por debajo de los 15 años, no tienen oportunidades en Honduras» expuso.

Luego aludió a como los medios electrónicos permiten a los jóvenes acceso a lo que llamó «la tierra prometida», lo que les hace emprender su viaje llenos de esperanzas pero luego se dan cuenta de que la realidad es otra. «Miran los programas estadounidenses en la televisión y la sensación es que hay una tierra prometida. Tratan de ir y son explotados, o se lesionan durante el viaje de ida», expresó.

También detalló la rutina del famoso avión que casi a diario traslada hasta tierras catrachas centenares de hondureños deportados. «Es una tragedia. No son delincuentes. Van hasta allá para ayudar a sus familias», justificó.

El relato del cardenal no dejó de citar los percances que viven sus compatriotas hondureños al cruzar tierras mexicanas y encontrarse con los desafíos de las bandas organizadas de criminales. «Muchas veces nuestros hermanos hondureños son explotados por las bandas en México. Esta es una nueva industria, los jóvenes son capturados y las pandillas demandan un rescate a sus familias en Honduras; los pobres no tienen nada que dar y muchos de ellos mueren», dijo para luego exhortar a los hondureños a mantener la esperanza dentro de su tierra.

«Pese a las dificultades, un nuevo amanecer nos espera, solo es de ser pacientes y saber escuchar la voz de Dios», apuntó.

En la primera parte de su mensaje, el cardenal hondureño hizo alusión a la reciente tragedia ocurrida en la isla italiana de Lampedusa, en la cual fallecieron más de 300 migrantes refugiados, provenientes de África, cuando el barco en que viajaban naufragó, irónicamente, el mismo día en que inició el Diálogo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo en la sede de la ONU en Nueva York.

«En su visita a Lampedusa, el papa Francisco recordó a todos que en el mundo de la globalización, hemos caído en una globalización de la indiferencia… estamos acostumbrados al sufrimiento de otros, y creemos que no nos concierne, que no es asunto nuestro, pero sí lo es. Nuestra compartida humanidad exige una respuesta», apuntó Rodríguez.

Añadió que el papa Francisco imploró a las sociedades receptoras, que se aseguren que la llegada de migrantes «no cause nuevas y más pesadas formas de esclavitud y humillación».

Al respecto, el líder religioso hondureño señaló la imperiosa necesidad de abordar la problemática de la trata de personas, el tráfico de migrantes y de encarar el «negocio» de la migración, práctica que condenó de manera categórica. «Hacer de la migración un negocio es una vergüenza», lamentó.

El líder de la iglesia católica compartió que más de un billón de personas, dependen de la migración internacional o doméstica para mejorar el ingreso, la salud y la educación de sus familias, escapar de la pobreza y el conflicto, y adaptarse a golpes ambientales y económicos.

«Uno de cada ocho migrantes oscilan entre los 15 y 24 años de edad, y unos 35 millones de migrantes internacionales tienen menos de 20 años, por lo cual, las vulnerabilidades de los jóvenes migrantes así como sus contribuciones para la vida y las economías de las comunidades remitentes y receptores, ameritan mayor investigación y atención», demandó.

Rodríguez aprovechó para enunciar varios de los programas desarrollados por el movimiento salesiano fundado por San Juan Bosco para atender la problemática de la migración en varias naciones, con un énfasis en la juventud y sus familias. Estos incluyen programas de educación intercultural, educación sobre derechos humanos, oportunidades recreativas y espirituales, y guía vocacional, dirigidos a jóvenes migrantes y refugiados.

«La educación intercultural exige que valoremos la diversidad como un recurso que puede contribuir al bienestar de todos, en todos los aspectos de la vida social. La educación intercultural que necesita la juventud migrante comienza con el reconocimiento de la dignidad humana de todos», señaló el cardenal.

Destacó la importancia de abordar la criminalización de la migración, la detención y la separación de los jóvenes migrantes de sus familias, así como el involucramiento de los mismos jóvenes en pro de otros jóvenes, como elemento relevante para promover la integración social.

El prelado manifestó su agrado por la relevancia que la compleja temática que la migración juvenil ha estado adquiriendo a nivel de la ONU, la sociedad civil y la comunidad mundial en general, y expresó su esperanza de que se logre superar la indiferencia.

El programa del evento incluyó las participaciones del embajador Osorio; el arzobispo Francis A. Chullikatt, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y el reverendo Juan Carlos Quirarte, director de la Asociación Desarrollo Juvenil del Norte, ubicada en Ciudad Juárez, Mexico.

 

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