TRES CARTAS DESDE EL OTRO LADO

El Mundo. ALBERTO MUÑOZ Madrid

ESPAÑOL EMIGRANTELa población española cayó en 400.00 habitantes en 2013, según los últimos datos del INE.

EL MUNDO cuenta la experiencia de tres jóvenes forzados a emigrar por la crisis.

La población española cayó de 47,1 a 46,7 millones de habitantes en el año 2013, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los datos del padrón hechos públicos ayer reflejan también una caída del número de inmigrantes en nuestro país de 5,5 a 5 millones. Sin embargo, el número de españoles ha aumentado de 41,5 a 41,7 millones, lo que se explica porque muchos extranjeros se han nacionalizado en virtud de la ley de nietos.

En cuanto al número de españoles nacidos en España, sólo caen en nuestro país en 2.134 personas. Aun así, el padrón sigue sin aclarar cuántas personas han tenido que emigrar fuera de nuestras fronteras en busca de las oportunidades que no encontraron aquí. Es previsible que, durante los próximos meses en los que habrá elecciones en nuestro país, se produzca un importante aumento en el número de personas que se apuntan al Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) para poder votar.

Tres jóvenes españoles que se vieron forzados a emigrar por la difícil situación que atraviesa nuestro país cuentan a EL MUNDO cómo ha sido su experiencia durante estos años que han pasado en el exilio. Los tres tienen claro que la situación en nuestro país tiene que cambiar mucho para plantearse volver. La falta de oportunidades laborales en los diferentes campos (biología, ingeniería y periodismo), unido a los recortes en libertades y derechos, dicen, son algunos de los motivos que les retienen lejos de su hogar. Ninguno sabe si volverá, sólo que no se han ido. Les han echado.

Amada Bolaños: ‘Tengo el alma dividida en dos’

Amada Bolaños Gutiérrez es una bióloga molecular canaria de 32 años que lleva cuatro años exiliada en varios países. «No encontraba trabajo y me hallaba sumida en esa depresión colectiva a la que nos someten a losparados en España, así que decidí hacer un viaje para buscar ideas. Parece que si no tienes trabajo tienes que darte de latigazos en el muro de las lamentaciones pero a mí me ayudó muchísimo», asegura ella.

De hecho, durante ese viaje por el sureste asiático decidió quedarse en Camboya. Allí encontró trabajo en el Instituto Pasteur, una institución francesa de investigación. Tras año y medio de intentos de integración, Amada encontró trabajo en MedellínColombia.

Ahora mismo trabaja en investigación en la Universidad de CórdobaMontería, donde está realizando un máster y realiza estudios sobre fiebres hemorrágicas en el caribe colombiano.

«Como estoy embarazada de un colombiano de Medellín, alterno entre esa ciudad y Montería, en la costa caribe del país, pero nuestra intención es volvernos a España cuando podamos», cuenta la canaria.

«Tengo el alma dividida en dos entre Colombia y España, pero son demasiados cumpleaños y fechas importantes hechos por Skype. Una exiliada pasa por muchas fases de asombro y fascinación, de nostalgia y de rabia… Hay muchos momentos de nostalgia.», recuerda ahora.

«Las playas caribeñas son muy bonitas, pero, siendo sincera, echo de menos las playas del Atlántico de mi tierra… ¡Son frías y bravas!», asegura la bióloga.

David Villena: ‘Volver ahora sería de locos’

David Villena Martínez es un ingeniero técnico superior en electrónica, valenciano de 27 años que lleva cuatro viviendo en la cuenca del Ruhr, Alemania. Actualmente trabaja en una empresa que fabrica equipos de detección de fisuras y fallos de materiales para la industria del automóvil. Pero los comienzos no fueron fáciles.

«En Valencia sólo me daban trabajo de becario sin remunerar. Tenía la impresión de que si quería apuntar a lo más alto, o simplemente a cobrar, tenía que haber pasado antes por el exilio», cuenta el joven.

«Conseguí irme a Alemania, algo que no todo el mundo se puede permitir, gracias a un profesor que conocí en el máster. Durante estos años, he conseguido ir trayéndome a casi 20 personas, pero no todos están preparados y hay quien lo pasa muy mal», asegura David.

«El problema es que, como dice el dibujante Aleix Saló, ‘nos prepararon como Ferraris pero la carretera estaba en mal estado’. Desde pequeño me inculcaron que para tener trabajo tenía que sacarme varias carreras, y lo hice; que tenía que aprender idiomas, y estudié cinco. ¿La opción era trabajar gratis o en condiciones precarias?», se pregunta.

En la imagen, David sostiene un chiste en el que aparece Ángela Merkel pescando ingenieros en países en crisis. «En Alemania no son mejores que nosotros, pero sería de locos volver ahora mismo. Mientras en España tengamos leyes que limiten mis libertades, mientras haya una reforma laboral que me desproteja como trabajador, España será como una dictadura», opina el valenciano.

Gemma Moreno: ‘Siempre seré una expatriada’

Gemma Moreno Candela es una periodista alicantina de 29 años que llegó a Sudamérica hace casi cuatro años. En un primer momento vivió en La Paz, Bolivia, donde realizó unas prácticas en un diario nacional. Estuvo allí, donde finalmente la contrataron, hasta julio del año pasado en lo que ella califica como «un trabajo de ensueño»: viajó por todo el país haciendo reportajes para el suplemento dominical.

Hoy en día, Gemma es editora del medio digital ‘La Pública’ y vive en Santa Cruz, capital del oriente boliviano. «He tenido unos trabajos espectaculares y he crecido mucho como periodista. Creo que en España todo esto no habría sido posible», asegura.

«Me echa para atrás la falta de medidas políticas que hayan regulado el abuso que las empresas periodísticas llevan años realizando:tener becarios-precarios como trabajadores, obligar a que nos hagamos autónomos, entrar a un medio sólo previo pago de su propio máster…», lamenta la alicantina.

Por el momento, Gemma no se plantea regresar a su país. «Me encantaría, pero lo veo difícil. Me preocupa mucho el retroceso general de nuestra sociedad. Desde tener que apagar la calefacción porque la gente no puede encenderla hasta tener cosas propias de tiempos dictatoriales como la ‘ley mordaza’. Aunque sea dentro de 15, 20 o 30 años, quiero volver a España. Porque la esperanza de que aquello vaya a mejor es lo último que se pierde. Eso sí, para entonces habrá pasado mucho tiempo y no seré ni de aquí ni de allí: seré una expatriada para siempre».

 

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