Policía y Guardia civil contarán con la ayuda de ONG en la lucha contra la trata, como pidió el Defensor del Pueblo

imagesLa Secretaría de Estado de Seguridad ha dictado una instrucción para que la Policía Nacional y la Guardia Civil se coordinen con organismos y entidades especializadas en la asistencia a las víctimas de trata de seres humanos, tal y como recomendó el Defensor del Pueblo.

En el informe “La trata de seres humanos en España: víctimas invisibles” (2012) el Defensor del Pueblo recomendaba “incluir la intervención de organizaciones especializadas, de reconocida solvencia, en el proceso de identificación de las víctimas de trata”.

La instrucción 6/2016 de la Secretaría de Estado de Seguridad establece la creación de “interlocutores sociales territoriales en la lucha contra la Trata de Seres Humanos”. Estos expertos, designados por la Policía y la Guardia Civil, estarán en contacto permanente con entidades especializadas en asistencia a víctimas de trata.

Una de sus funciones será comunicar “a través del medio más rápido y eficaz” la detección de las potenciales víctimas de trata a las entidades especializadas en su protección, para que éstas puedan colaborar en la identificación temprana y en la entrevista de identificación Sigue leyendo

Ecología y ética social, protagonizan la Jornada anual 2016 de la Comisión General de Justicia y Paz

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La Comisión General de Justicia y Paz inaugura este año un nuevo trienio temático de sus jornadas en torno a la encíclicaLaudato Si’ (LS) sobre el cuidado de la casa común, del papa Francisco. La primera jornada se celebrará en Murcia, ciudad en la que se ha constituido a finales del año pasado laComisión de Justicia y Paz de la Diócesis de Cartagena. Esta comisión acoge y organiza las jornadas de 2016.

“La ecología integral es inseparable de la noción de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social. Es «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección». (LS, 156)

En las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres. (LS, 158)

Los individuos aislados pueden perder su capacidad y su libertad para superar la lógica de la razón instrumental y terminan a merced de un consumismo sin ética y sin sentido social y ambiental. A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no con la mera suma de bienes individuales […] La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria. (LS, 219)”

Programa jornada anual 2016 Sigue leyendo

Martirio cristiano en Pakistán

Familiares de una de las decenas de víctimas lloran durante el entierro en Lahore - AFP

Familiares de una de las decenas de víctimas lloran durante el entierro en Lahore – AFP

Mientras Lahore cuenta aún las mujeres y niños muertos en un parque a manos de un suicida de Daesh, los islamistas piden a miles en Islamabad que se ahorque a la cristiana Asia Bibi por presunta blasfemia

Yusuf Farid, de 28 años, maestro de una escuela coránica en el centro de Pakistán, se situó junto a la principal puerta del parque Gulshan e Iqbal de Lahore —repleto el Domingo de Resurrección de familias cristianas para celebrar la Pascua— y esperó cargado de explosivos a que las madres se concentraran a la hora del cierre para hacerse estallar. La bomba —como la de Bruselas— contaba con rodamientos de metal, que hicieron las veces de metralla, para causar el mayor número de víctimas. El balance oficial anoche era atroz: 72 muertos, 29 de ellos niños, y más de 300 heridos, muchos en estado crítico.Una facción radical de los talibanes de Pakistán, que se presenta como filial de Daesh, Jammat ul Ahrar, reivindicó el ataque suicida. Su objetivo era matar al mayor número posible de cristianos para «enviar un mensaje» al primer ministro Nawaz Sharif, un islamista moderado amigo de Occidente al que quieren derrocar. Otra vez, como ocurriera hace justo un año con los ataques a dos iglesias católicas de Lahore en plena Semana Santa, el castigo se ha cebado en la pequeña comunidad cristiana de Pakistán. Dos millones apenas de fieles, que constituyen los «apestados» entre los 193 millones de habitantes del que se proclama «país de los puros».¿Vale más un europeo muerto en Bruselas que un cristiano paquistaní asesinado en un parque de Lahore por la misma razón fanática? La relativa indiferencia con que los medios occidentales han reaccionado ante el brutal asesinato en masa ocurrido en la segunda ciudad de Pakistán apunta a esadoble vara de medir. El primer ministro paquistaní viajó ayer a Lahore para interesarse por las víctimas y los familiares del ataque talibán. Horas más tarde, fuentes del Gobierno de Islamabad anunciaron inminentes redadas en el Punjab por parte de los Rangers paramilitares.

Nadie espera que por sí solo el régimen de Islamabad haga algo para cambiar el trágico estado en que vive la minoría cristiana. La indiferencia –vestida de impotencia– con que las autoridades de Pakistán responden a atentados terroristas como los registrados en Lahore refleja el chantaje que imponen los partidos ultrarreligiosos musulmanes, y más aún la cultura general de un país acostumbrado a tratar a los no mahometanos como ciudadanos de segunda. Además. Lahore es el bolsón de votos principal de Nawaz Sharif, acusado con frecuencia de inacción en el Punjab para no enemistarse con los votantes islamistas.

«Matad a Asia Bibi»

Ha sido el enésimo ataque contra los cristianos de Pakistán. Pasada la conmoción de los primeros momentos es muy probable que todo vuelva a ser los mismo: no habrá guardias especiales para los templos, ni protestas por parte del clero musulmán paquistaní, ni detenciones o juicios para los islamistas responsables (el Gobierno de Islamabad se escuda en el colapso de la Justicia, que tiene más de un millón de casos paralizados).

En los barrios cristianos de Lahore, como en los de otras ciudades de Pakistán, la vida será a partir de ahora un poco más insoportable. Cuando sus decenas de miles de católicos salgan del gueto tendrán dificultades para encontrar trabajo por no ser musulmanes; si trabajan, tendrán que utilizar una cantina aparte para no contaminar a sus compañeros mahometanos; si la empresa tiene dificultades, serán los primeros en irse a la calle. Sus hijas, mientras tanto, se verán a diario tildadas de prostitutas, también por otras chicas, por no utilizar el velo por la calle.

La afrenta más publicitada en el exterior es, también, la más lacerante: la llamada «ley de la blasfemia», que permite a tres musulmanes ponerse de acuerdo para encerrar en la cárcel o condenar a muerte a un cristiano si le acusan de haber insultado a Mahoma o al Corán. El caso de Asia Bibi –la cristiana paquistaní condenada a la pena de muerte por beber de la misma tinaja que sus vecinas musulmanas– es el icono del martirio cotidiano de los cristianos.

El escenario que presenta la capital de Pakistán desde el día del atentado en Lahore es por eso casi surrealista. El domingo pasado, 25.000 manifestantes islamistas ocuparon el centro oficial de Islamabad para protestar por el reciente ahorcamiento del asesino del gobernador del Punjab. El político y musulmán moderado Salman Taseer fue asesinado en 2011 por su guardaespaldas por hacer campaña contra la «ley de la blasfemia». Ayer, miles de manifestantes seguían clamando en Islamabad para presentar a su asesino como «mártir» y exigir que Asia Bibi sea ahorcada.

Saima Charles, residente del barrio cristiano de Lahore- ABC

Saima Charles, residente del barrio cristiano de Lahore- ABC

Saima Charles: «Necesitamos que intervenga el ejército»

Licenciada en Administración de Empresas, Saima Charles, de 32 años y residente en el barrio de Youhanabad —el mayor gueto cristiano de Pakistán— relató ayer a ABC la nueva jornada de dolor y luto vivida en Lahore, tras una jornada casi bíblica de matanza de santos inocentes en el parque. «Mi padre acudió con otros amigos a las parroquias para buscar lugar en los cementerios, porque apenas queda espacio», relató por teléfono entre lágrimas. Los ataques violentos contra los cristianos son normales, casi cotidianos, «pero no experimentábamos esa angustia de ser masacrados desde los atentados contra las iglesias de la pasada Semana Santa».

¿Por qué no buscaron esta vez templos los terroristas? «Hemos visto que la única forma de defendernos es por nosotros mismos, y tenemos vigilantes voluntarios en las iglesias». ¿Y la Policía? «No es de fiar; muchos agentes simpatizan con los islamistas. ¡El ejército tiene que intervenir para protegernos; solo nos fiamos de ellos!».

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El Papa lamenta que «se cierren las puertas y los corazones a los refugiados»

JUAN VICENTE BOOCorresponsal En El Vaticano – 16/03/2016 a las 12:12:17h. – Act. a las16:14:45h.Guardado en: Sociedad

PAPA-FRANCISCO--620x349A diferencia de las complicadas guerras en sus países de origen, el drama humano de los refugiados que se amontonan ante las fronteras y las alambradas intraeuropeas es fácil de solucionar, y el Papa Francisco ha lamentado el miércoles que «se cierren las puertas y los corazones».

La dolorosa sensación de rechazo puede llevar a personas que han tenido que abandonar sus países y «sus casas en ruinas», y que lloran «la muerte de seres queridos» a preguntarse ante tanto sufrimiento: «¿Dónde está Dios?».

El Papa hablaba con dolor ante más de veinte mil personas que habían acudido a la audiencia general del miércoles, y apoyaban con aplausos sus llamamientos a mostrar humanidad con hombres y mujeres en situación gravísima.

Derecho internacional

Un refugiado de guerra –y todavía mas una familia- es como un náufrago en alta mar. El derecho internacional civilizado indica que todo refugiado tiene derecho a la acogida temporal.

Por desgracia, en Europa no sucede así a pesar de que sobrar recursos para una acogida temporal, y Francisco lamentaba que «cuando los refugiados intentan entrar, les cierran las puertas. Están allí, en la frontera, porque tantas puertas y corazones están cerrados». Sufren la amargura y las noches frías.

El Santo Padre hizo notar que están «al aire, sin comida y no pueden entrar. No encuentran acogida». Por contraste, confesó que «me gusta mucho ver que algunas naciones les abren el corazón, les abren las puertas».

En la catequesis pública que realiza cada miércoles, el Papa comentaba esta vez unas palabras de consolación del profeta Jeremías cuando los israelitas sufrían el exilio.

Las aplicó a tantos cristianos que hoy sufren la persecución, y a los millones de refugiados que han tenido que abandonar sus casas y países. A consecuencia de los conflictos en Oriente Medio y el norte de África, su número supera los cincuenta millones, el más elevado desde la Segunda Guerra Mundial. Muchos países pobres están dando ejemplo de generosidad a los ricos.