Rescatados 220 inmigrantes en el Estrecho de Gibraltar y en la costa de Almería

SUBSAHARIANOS

Rescatados 220 inmigrantes en el Estrecho de Gibraltar y en la costa de Almería

Salvamento Marítimo rescata del agua a cinco indocumentados de origen subsahariano que cayeron de la patera en la que viajaban

Las mafias de la inmigración lanzaron este sábado a las costas andaluzas al menos nueve pateras en las que viajaban un total de 220 indocumentados. Todos fueron rescatados por efectivos de Salvamento Marítimo y la Guardia Civil en el Mar de Alborán, en el litoral almeriense, y en el Estrecho de Gibraltar.La expedición más numerosa fue la localizada en la costa almeriense, donde fueron interceptadas 180 personas en seis pateras diferentes. Los equipos de rescate llegaron a tiempo de sacar del agua a un grupo de inmigrantes que ocupaban una embarcación que se volcó. Uno de ellos fue evacuado en helicóptero al Hospital de Málaga y una mujer embarazada también fue trasladada en el helicóptero Helimer 211 al aeropuerto de Almería, donde la esperaba una ambulancia.En el Estrecho de Gibraltar fueron interceptadas tres pateras en las que viajaban 40 personas. Ocho inmigrantes de origen subsahariano fueron rescatados con síntomas de hipotermia, ya que la lancha hinchable con la que pretendían alcanzar la costa gaditana se encontraba anegada de agua.La embarcación ‘Guardamar Concepción Arenal’ rescató a las 14.10 horas a 27 inmigrantes que viajaban en una patera, entre ellos 21 varones, cinco mujeres y un menor. Salvamento Marítimo mantiene activado el dispositivo de búsqueda ante la sospecha de que pueda haber más pateras en la zona.Asimismo, se mantiene la búsqueda de los dos inmigrantes desaparecidos este viernes al caer de la patera en la que navegaban.

El MundoSILVIA MORENO28-10-2017

 

Cardenal Zenari: «Cada cristiano que emigra es, para Siria, una ventana al mundo que se cierra»

Bispo

«No se puede decir que un grupo determinado sufre más. Todos tenemos muertos. Todos»

(Cameron Doody).- El cardenal Mario Zenari -autodenominado «nuncio veterano de la guerra»- se revela pesimista acerca de la guerra en Siria, su destino actual: contienda que en los últimos siete años ha producido más de 400.000 muertos, 6,3 millones de personas desplazadas internamente y cinco millones de refugiados.

Como no podría ser de otra forma, se preocupa especialmente por las minorías del país, entre las cuales se encuentran los cristianos. Son «el eslabón más débil» de la sociedad, advierte, porque «se enfrentan a más riesgos de cara al futuro»

En una entrevista con O São Paulo, de la se ha hecho eco Crux, el representante del Papa Francisco en el país escena de la peor catástrofe humanitaria desde la II Guerra Mundial lamenta, especialmente, que la salida de cristianos de Siria «es un empobrecimiento porque, en general, tienen una mentalidad universal. Piensan en el mundo, el Papa, otros católicos. Siempre digo: cada cristiano que emigra es, para Siria, una ventana al mundo que se cierra. Siria corre el riesgo de convertirse en una sociedad monocultural y monoreligiosa».

«Desgraciadamente, con el conflicto, los grupos minoritarios son el eslabón más débil», continúa el purpurado, quien recibió el capelo cardenalicio hace casi un año en una señal del Papa Francisco de su cercanía con el pueblo sirio. «Y entre los cristianos, porque no tienen armas, cerca de la mitad ha decidido salir. Hoy, somos 2 o 3% de la población«.

La situación en Siria actualmente «es un desastre», deplora. Explica que «la entrada de fuerzas externas, grupos yihadistas, dio pie a una guerra subsidiaria, y después a una guerra internacional», en la que los protagonistas son, «por un lado, Arabia Saudita y los países del Golfo [y] por otro, Irán». Por no decir nada, recuerda el nuncio, de «la intervención de Rusia por razones estratégicas, y [las de] los Estados Unidos y Turquía».

En este panorama, advierte el cardenal Zenari, no se puede afirmar que el único problema en Siria sea el autodenominado Estado Islámico. «[El Daesh es] un fenómeno externo y todos estamos de acuerdo con que necesita ser echado a patadas, cada uno con sus diferentes estrategias», explica el representante del Papa. «Sin embargo, hay siete u ocho banderas que luchan en Siria y una vez sea elimando el Daesh, todos lucharán unos contra otros»: principal razón por la que «hasta aquí no hay acuerdo sobre el futuro de Siria».

Volviendo al tema de las minorías que tratan de sobrevivir en Siria, el nuncio dice que «no se puede decir que un grupo determinado sufre más». Los cristianos, los sunníes, los chiitas, los alawitas… «todos tenemos muertos, heridos, refugiados, desplazados, pueblos destrozados, fábricas perdidas. Todos», recuerda Zenari. Pero no es que sea reacio el embajador del Papa a hablar del «sufrimiento tremendo» que ha experimentado la población cristiana del país.

«Tenemos cinco clérigos desaparecidos durante más de cuatro años: dos obispos ortodoxos y tres curas», explica el diplomático. «No se sabe nada de su suerte». Cinco personas más a añadir a los «alrededor de treinta o cuarenta miles de desparecidos» en los siete años que ha durado el conflicto hasta aquí. «Secuestrados [y] vendidos, y mientras tantos, muchos han muerto», denuncia el cardenal.

¿Qué futuro puede haber para un país tan asolado no solo por la guerra sino también por la fuga sobre todo de jóvenes, fenómeno que Zenari califica de «bomba» social? «La libre circulación es inviolable», aludiendo al derecho que los sirios tienen a emigrar… si es que pueden. «No obstante», matiza el cardenal, «uno también debe ayudar [a los que piensan salir] a que se queden, no solo económicamente, sino también espiritualmente».

Mientras tanto, al nivel político y diplomático, e una posible solución a la contienda puede ser, según el nuncio Zenari, un diálogo entre los propios sirios. Posibilidad que ve muy difícil por ahora dada la presencia de otros actores beligerantes en el país. Aunque el italiano confiesa que «aún no veo ninguna salida» a la guerra, se permite celebrar que haya habido «una disminución de la violencia en algunas áreas, un alto al fuego» que ha permitido la entrada de ayuda humanitaria.

Nombramiento pastoral (16 de octubre de 2017)

Nuestro Obispo D. Carlos Escribano Subías ha nombrado, en el día de hoy, a D. Désiré Kizungu Mulinga, Director del Secretariado de Pastoral de Inmigrantes.

Nos alegramos con este nuevo nombramiento y ponemos en oración toda la tarea pastoral que nuestro querido Désiré realizará, a partir de este momento, desde este Secretariado de Pastoral.

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¡Precaución, niños en la calzada! «Muchas veces hay que constatar que la mayor pobreza es la de ser niños»

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(P. Jose Luis Pinilla).- «Día tras día, se niega a los niños el derecho de ser niños. Los hechos, que se burlan de ese derecho, imparten sus enseñanzas en la vida cotidiana. El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños».

Así hablaba Galeano en el primer capítulo de «Patas arriba: la escuela del mundo al revés» en 1998. Los hechos siguen dándole la razón.

Las or­ga­ni­za­cio­nes de Igle­sia que acom­pa­ñan a las per­so­nas víc­ti­mas de tra­ta re­cuer­dan, con mo­ti­vo de la con­me­mo­ra­ción el 18 de oc­tu­bre del Día Eu­ro­peo con­tra la Tra­ta de Se­res Hu­ma­nos, el prin­ci­pio es­ta­ble­ci­do en el ar­tícu­lo 4 de la De­cla­ra­ción de los De­re­chos Hu­ma­nos en 1948, don­de se se­ña­la que «na­die po­drá ser ob­je­to de es­cla­vi­tud o ser­vi­dum­bre; la es­cla­vi­tud y el co­mer­cio para la es­cla­vi­tud es­tán prohi­bi­dos en cual­quie­ra de sus for­mas».

En esta Jor­na­da Eu­ro­pea, las en­ti­da­des cris­tia­nas que se ocupan del tema res­pal­da­das por la Sec­ción de Tra­ta de la Co­mi­sión Epis­co­pal de Mi­gra­cio­nes, de­nun­cia­n las po­lí­ti­cas que au­men­tan la vul­ne­ra­bi­li­dad de las per­so­nas y el ries­go de ser so­me­ti­das a tra­ta, es­pe­cial­men­te los ni­ños y ni­ñas me­no­res de edad y que se en­cuen­tran en pro­ce­sos mi­gra­to­rios.

Para denunciar situaciones como se organiza el acto sobre «El ne­go­cio de la tra­ta y la es­cla­vi­tud de me­no­res», que es un en­cuen­tro que ten­drá lu­gar de 17 a 19 ho­ras, en la Pa­rro­quia de San Fran­cis­co Ja­vier y San Luis Gon­za­ga (ca­lle de los Már­ti­res de la Ven­ti­lla, nº 34, de Ma­drid).

 

Paso a paso, verso verso, gota a gota, miles de huellas infantiles -por tierra y por mar- han ido creando la nueva ruta del dolor infantil. Durante 2015, 406.000 menores entraron en el continente de un total de 1,4 solicitantes (adultos incluidos) cuando estalló la crisis de refugiados. De ellos 96.000 niños solos pidieron asilo en Europa. Se desconoce la situación de muchos de esos niños, temiendo que una parte pueda haber caído en manos de bandas criminales. La Interpol alertó hace meses que 10.000 menores refugiados no acompañados habían desaparecido después de llegar a Europa. Eso no significa que hayan caído en manos de mafias, pero el riesgo existe.

Los abusos y explotaciones por parte de los traficantes de personas están al orden del día. Niños y niñas son sexualmente abusados y forzados a prostituirse en Libia y muchas chicas llegan embarazadas a Italia producto de violaciones mientras aguardaban a cruzar el Mediterráneo. Parece evidente, según el informe, que la crisis de migración es explotada por redes de traficantes con la mira puesta cobardemente en los objetivos más vulnerables: mujeres y niños. De hecho, hubo un alto incremento de mujeres y niñas nigerianas que viajan a Italia por Libia y se estima que el 80% de ellas son víctimas del tráfico de personas.

O los datos de los 27.000 menores solos que fueron detenidos entre octubre de 2015 y marzo de 2016; un 78% más que en el mismo periodo hace un año tras la crisis humanitaria en la frontera de EEUU por la llegada masiva de niños procedentes principalmente del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador). Estos traen solamente un collar con un cartón colgado o una cinta por dentro del pantalón como toda posibilidad de identificación cuando las mafias los dejan ‘tirados’ solo con sus ropas y estos papeles de identificación.

Y es que en América latina, los niños y los adolescentes suman casi la mitad de la población total. La mitad de esa mitad vive en la miseria. Sobrevivientes: en América latina mueren cien niños, cada hora, por hambre o enfermedad curable, «pero hay cada vez más niños pobres en las calles y en los campos de esta región que fabrica pobres y prohíbe la pobreza», como me seguía aturdiendo la lectura del libro de Galeano. Muchas veces hay que constatar que la mayor pobreza es la de ser niños. «Y entre todos los rehenes del sistema, ellos son los que peor la pasan. La sociedad los exprime, los vigila, los castiga, a veces los mata: casi nunca los escucha, jamás los comprende». ¡Y no digamos nada de los datos de Africa y Asia!

Y, mientras tanto, en los basureros de la ciudad de México, Manila o Lagos, juntan botellas, latas y papeles, y disputan los restos de comida con los buitres; o en el en el mar de Java se sumergen, buscando perlas; o se afanan por diamantes en las minas del Congo; son como topos en las minas del Perú, imprescindibles por su corta estatura y cuando sus pulmones quedan encharcados y no dan más de sí, terminan en cementerios clandestinos, etc., etc.

Muchos niños que no consiguen ser niños: para las multinacionales del textil, y alquilados por sus padres, tejen y tejen. Alfombras en Nepal y en la India. Desde antes del amanecer hasta pasada la medianoche. Y cuando alguien llega a rescatarlos, preguntan: «¿Es usted mi nuevo amo?»

Cierro el libro de Galeano con esta anécdota. Me voy a dormir.

No puedo.