La juez ordena que los menores extranjeros dejen de dormir en celdas

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Mercè Caso ve «indigno» que adolescentes marroquíes pasen las noches en la Ciudad de la Justicia a la espera de ser acogidos pro la Generalitat

Los menores que permanecían hasta cuatro días encerrados en los calabozos de la Ciudad de la Justicia ya no volverán a pasar allí ni una sola noche. La juez decana de Barcelona, Mercè Caso, ha decidido poner fin a una situación que considera “indigna” y ha prohibido que esos menores extranjeros no acompañados —conocidos como MENA— duerman tanto en el área de custodia de los Mossos d’Esquadra, ubicada en el sótano, como en cualquier otra dependencia de los juzgados de Barcelona. Caso recuerda que la Generalitat debe hacerse cargo de los menores y pide que destine los recursos necesarios.

En los últimos meses se ha producido un gran aumento de los menores que llegan a Barcelona desde la zona del Rif, en Marruecos, buscando oportunidades formativas y laborales. Sus familias pagan a grupos organizados para que les ayuden a cruzar el Estrecho en lanchas neumáticas e incluso en motos acuáticas. Por su condición de menores, la Generalitat debe hacerse cargo de la tutela desde su llegada. La administración, sin embargo, admite que se ha visto desbordada y no ha sabido dar una acogida rápida a esos menores, que han permanecido más tiempo del habitual —hasta cuatro días, en algunos casos— en las celdas de la Ciudad de la Justicia y, cuando éstas se han saturado, en los pasillos del edificio de la Fiscalía.

NOTICIA MIGRACIONES Enredados en la Frontera Sur

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El pasado 7 de noviembre se celebró en la Casa Diocesana de Málaga la IV sesión de trabajo de la llamada Frontera Sur, en la que han participado más de 60 personas.

Desde 2014 se han venido realizando una serie de encuentros anuales durante el mes de noviembre, en Málaga. Esos encuentros nos han permitido avanzar en el conocimiento de lo que está pasando en ambas orillas del sur de España y norte de Marruecos. Asi como de las  iniciativas y acciones que estamos desarrollando como Iglesia en la Frontera Sur. Desde Cáritas, el Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones, Justicia y Paz y CONFER tenemos un camino recorrido que ha permitido comprobar la riqueza de nuestro trabajo y la importancia de estos encuentros que juntan a las comunidades eclesiales que están trabajando en ambos lados de la Frontera Sur.

Al encuentro de este año, inaugurado por el Obispo de a la diócesis, D. Jesus Catalá  y clausurado por el delegado Episcopal de Caritas D. Vicente Altaba fueron invitadas los representantes de la citadas instituciones en la Diocesis de Malaga, Cadiz, Almería,Granada, Las Palmas, Tenerife, Rabat y Tánger (con la presencia también de su sede en Nador).

Se tenían como Objetivos del Encuentro, los siguientes:

– Ofrecer un espacio de intercambio entre las organizaciones

– Compartir líneas de trabajo y experiencia

– Continuar la reflexión sobre el trabajo que se realiza en ambos lados

– Consolidar la coordinación interinstitucional del trabajo

– Definir retos en la acción común hacía futuro

Tras unas palabras de saludo y acogida por parte del P. Jose Luis Pinilla, sj, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones, y la oracion propuesta por el hermano de la Salle, D. Jesús Zamora, Secretario general de CONFER, el encuentro tuvo dos dinámicas complementarias.

Por un lado, tres ponencias sobre la realidad actual en la Fronteras Sur: «Mirada global de Frontera Sur  por María Valles de ACNUR», «Menores en Frontera, por la Hna Mercedes Moraleda, Religiosa de Maria Inmaculada en Melilla» y «La trata de personas por Igarghi Mayor de la  Fundación AMARANTA».

Y por otro, la participación en talleres llamados “los rincones de las buenas prácticas” que explicaban,  abordaban y recogían sugerencias sobre el Proyecto regional de Caritas (Iñaki Olazabal de Cáritas Española, la Espiritualidad en la Frontera (P.Simeón Czeslaw – Vicario de Tánger),  la Iniciativa Tendiendo Puentes (Alberto Ares – CONFER) y el Observatorio de DDHH Frontera Sur (Pep Buades – SJM/ María Segurado -Cáritas Española/ Silvio Testa – Observatorio Frontera Sur-Asociación Uyamaa)

El Plenario que empezó a recoger distintas por propuestas para articular en el futuro, supuso la confirmación agradecida del valor de estos encuentros que visibilizan la incuestionable realidad de trabajo en Red ( según la iniciativa de la Red Migrantes con Derechos) que hacen las principales instituciones de Iglesia en contacto con los inmigrantes y así  poder fortalecer lazos y acciones entre las comunidades eclesiales en la Frontera Sur, Mejorar el conocimiento y ofrecer posibilidades nuevas de trabajo de la compleja realidad que estamos viviendo en relación con la movilidad humana en Frontera,  así como visibilizar el trabajo en comunion  de la iglesia en la Frontera Sur.

Estamos ante una realidad donde comprobamos que “Enredados” como Iglesia  se trabaja mejor, somos más eficaces y optimizamos los esfuerzos para seguir lanzando la red de una Iglesia Misionera. Y así, siguiendo la pauta del papa Francisco, vamos vertebrando la acción con los inmigrantes, bajo su iniciativa que este año nos propone en cuatro verbos (Acoger, proteger, promover e integrara los emigrantes y refugiados ) la concreción de nuestra acción para una mejor implementación de la tarea de la Iglesia en la sociedad civil.

 

Las mujeres invisibles de la frontera de Ceuta 5.000 marroquíes entran a diario en España para trabajar como empleadas domésticas

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El Mundo, LUCAS DE LA CAL, 13-11-2017

Hace dos semanas, en el lado marroquí de la frontera con Ceuta, Salima estaba en medio de una avalancha de mujeres que pretendía cruzar a España cuando recibió un porrazo en la cara de uno de los mejaznis (fuerzas paramilitares de Marruecos) que quería ordenar la fila a su manera. Era el tercer día seguido en el que esta mujer de 48 años, viuda y con cuatro hijos, intentaba sin éxito llegar puntual a la casa donde trabaja como empleada doméstica. Al final consiguió entrar a media mañana a la ciudad autónoma pero no llegó a tiempo para llevar al colegio a los niños de la señora que la emplea. Salima se encontró en la casa una carta de despido y un sobre con 250 euros (su salario de octubre). Llevaba tres años trabajando y no tenía contrato.

Esta es la historia de miles de mujeres invisibles, transfronterizas, que va más allá del drama de las del espinazo doblado, de las porteadoras que cargan cada mañana 40 kilos de bultos a sus espaldas. La otra cara femenina en la frontera sur de Europa la ponen las llamadas en Ceuta «muchachas». Son empleadas domésticas que cruzan cada día desde Marruecos y que por menos de 300 euros permiten al ceutí conciliar sin problema su vida familiar y laboral. Todas estas mujeres viven en la provincia de Tetuán y la mayoría pertenecen a un grupo socialmente apartado y discriminado en el reino alauita: las viudas y separadas con hijos cuya única salida está en el servicio doméstico, el porteo o la prostitución.
Legalmente hay 1.200 empleados del hogar; el número “real” asciende a 5.000
En los datos de los afiliados a la Seguridad Social hasta octubre de este año en Ceuta, figuran 1.201 empleados del hogar. De ellos, 1.171 son mujeres de Marruecos. «En realidad hay más de 5.000 en la ciudad, es decir, que el 80% que entra no tiene contrato», asegura Ramón del Valle-Inclán, secretario general de Organización de CCOO en Ceuta. «La mayoría cobra menos de la mitad del salario mínimo trabajando ocho horas al día y aun así a ellas les compensa porque ganan el doble que en su país. Es un empleo sumergido sin voluntad política de regularlo».

A las 5.30 horas, bajando por la calle Real en el centro de Ceuta, ya hay unas pocas mujeres marroquíes sentadas en los bancos. Son las «muchachas» más madrugadoras que entran pronto a la ciudad para evitar el caos que se ha vivido en la frontera en las últimas semanas. Media hora más tarde, en la primera parada de autobús que hay al cruzar el paso del Tarajal, están esperando las que sí tienen contrato de trabajo. «Nosotras pasamos antes porque enseñamos el papel en la frontera. Las que están sin contrato, hasta las 7.00 no pueden entrar», explican.

Aalía vive en la ciudad marroquí de Castillejos y lleva 14 años levantándose a las cuatro de la mañana todos los días para cruzar a Ceuta y limpiar la casa de una familia española. También hace la comida y lava y plancha la ropa. «Gano menos de 10 euros al día trabajando ocho horas», asegura. A su lado está una chica más joven, Maisa, que viene de la ciudad de Rincón. «Hemos estado tres semanas sin poder entrar a trabajar porque la frontera estaba cerrada casi todos los días. A muchas mujeres las señoras las han despedido. Y no es nuestra culpa si la frontera está colapsada y no nos dejan pasar», protesta. A medida que el sol aparece por la playa del Tarajal, van entrando las «muchachas» sin contrato. Nayat, de 28 años, deja con su madre a su hija pequeña que tiene una discapacidad intelectual. Su marido la abandonó hace un par de años. «Trabajo seis horas limpiando la casa y haciendo la comida y al medio día ya estoy de vuelta. Me pagan 150 euros al mes y con eso apenas nos da para comer», cuenta.
El día 19 empieza un plan de remodelación de la frontera para hacerla más fluida
Haadiya aprovecha cuando vuelve a Marruecos para llevar alguna mercancía (bolsas con ropa) y venderla en Castillejos. Nouf también hace lo mismo y dice que sus «señores» le han dicho que si quiere tener un contrato va a tener que pagar ella la Seguridad Social. «Gano 200 euros, si me van a retener 120 no me compensa», asegura. El inspector de Trabajo y Seguridad Social de Ceuta, José Antonio Lara, asegura que es imposible llegar a conseguir una regularización de estas mujeres porque ellos no pueden entrar en los domicilios y comprobar quiénes tienen contrato o no. La misma opinión tienen desde la Delegación del Gobierno. «En 1992, España y Marruecos aprobaron la excepción de Schengen, que permite cruzar sin visado de Tetuán a Ceuta. Con lo cual es imposible controlar el problema de las mujeres que van a trabajar en el hogar y no tienen contrato. Pueden entrar a la ciudad sin tener que dar explicaciones», afirman desde la Delegación, que estiman que cada día entre 14.000 y 30.000 personas pasan a pie desde Marruecos a Ceuta para trabajar (la mayoría como porteadores) y que por los carriles cruzan más de 15.000 vehículos. Cuando ambos gobiernos firmaron el Tratado, la wilaya Tetuán no tenía más 200.000 habitantes. Hoy se acerca al millón. El próximo día 19 empezará un proyecto de remodelación de la frontera para que sea más fluida, ampliando los carriles para los vehículos e introduciendo sistemas de reconocimiento facial. «Es una situación insostenible. La administración se ha replanteado muchas veces cerrar el paso al porteo (que se ha abierto esta semana después de un mes cerrado). La ciudad tiene que determinar el modelo económico que quiere tener».
Una frontera saturada. 5.000 empleados domésticos. Es la cifra aproximada de personas que trabajan en los hogares ceutíes. De ellas, el 80% carece de contrato. Afiliados en la Seguridad Social sólo figuran 1.201; de esa cifra, 1.171 son marroquíes.
Sueldos de 300 euros. Menos de la mitad del salario mínimo es lo que cobran las «muchachas», la mayoría viudas o separadas con hijos, que trabajan como empleadas del hogar en Ceuta y que cruzan a diario la frontera desde Marruecos.
14.000-30.000
En esta horquilla se sitúa el número de personas que diariamente pasa a pie de Marruecos a Ceuta para trabajar. Por los carriles atraviesan más de 15.000 coches.

 

“La travesía de los inmigrantes por el Mediterráneo es cada vez más suicida”

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Relato del durísimo rescate de los cadáveres de 26 muchachas nigerianas frente a las costas de Libia.El País, MIGUEL GONZÁLEZ, 13-11-2017

El almirante Javier Moreno.
El viernes por la mañana, el Centro de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma avisó de la presencia de una embarcación a unas 30 millas al norte de Trípoli. El Cantabria llegó al lugar indicado hacia las tres de la tarde y comenzó a rescatar a 146 personas hacinadas en una frágil balsa de goma. Una de las rescatadas aseguró con angustia que su hijo y tres personas más habían caído al agua momentos antes y el helicópero AB-212 se lanzó en su búsqueda.

No los encontró, pero sí divisó, a unas ocho millas, otra embarcación semihundida a la que se agarraban desesperadamente sus ocupantes. Desde el helicóptero español y un avión portugués se lanzaron chalecos salvavidas y balsas de goma para permitir sobrevivir a los naúfragos mientras llegaba el Cantabria. El panorama que encontró al llegar fue desolador: además de rescatar a 64 inmigrantes —22 mujeres, 36 hombres y seis niños—, recuperó los cuerpos de 23 subsaharianas, probablemente nigerianas, que flotaban entre dos aguas.

“Fue muy duro, pero en ese momento no tienes tiempo para la tristeza, hay que volcarse en atender a los supervivientes, que lo necesitan todo: están agotados, hambrientos y desnudos”.

MONITORIZANDO A LA GUARDIA COSTERA LIBIA
M. G.
Pese al repunte de los últimos días, la llegada de inmigrantes irregulares a Italia (111.700 hasta noviembre) se ha reducido en un 30% respecto al año pasado, según el Ministerio del Interior. En gran medida se ha debido a la drástica caída de las salidas desde Libia a partir de julio, que se atribuye al celo de la Guardia Costera libia, formada y equipada por los países de la UE.

El almirante Moreno admite que existe “cierta coordinación” con la Guardia Costera, aunque también atribuye el irregular flujo de salidas a la pugna entre los señores de la guerra por controlar este negocio.

Ante las denuncias de violación de los derechos humanos por parte de la Guardia Costera, la Operación Sophia ha recibido el mandato de “monitorizar” su conducta. “No tengo constancia de que no estén respetándolos, aunque evidentemente hay todavía mucho trabajo por hacer”, responde diplomáticamente el militar.

La prohibición de entrar en las aguas territoriales libias sigue limitando la eficacia de la lucha contra las mafias. Los contrabandistas lo saben y evitan salir de las 12 millas. Mientras se da o no ese paso, la misión europea ha asumido otras dos funciones: aplicar el embargo de armas y controlar el contrabando de petróleo.

Respecto al primero, casi 1.000 buques han sido interrogados, 70 han recibido “visitas amistosas” y tres han sido objeto de abordaje con autorización del país de bandera. En uno de ellos, que navegaba entre Misrata y Bengasi en septiembre pasado, se requisaron una veintena de fusiles y pistolas.

Dos de los rescatados, dos varones, llegaron clínicamente muertos, explica el almirante. Después de 45 minutos de maniobras de reanimación cardiopulmonar, el equipo médico del buque consiguió resucitarlos. No hubo tanta suerte con una mujer con la que tuvieron que darse por vencidos tras una hora larga de luchar contra la muerte.

Los cadáveres de las 26 jóvenes fueron izados uno a uno al Cantabria, fuera de la vista de sus compañeros de travesía, y guardados en un contenedor frigorífico hasta que el domingo los desembarcaron en Salerno (Italia), donde aguardaban siete forenses para practicarles la autopsia. El almirante no cree que murieran violentamente, como se ha especulado, y sospecha que probablemente fue un golpe de mar el que desató el pánico entre los ocupantes de la balsa provocando la tragedia.

“Las embarcaciones son cada vez más frágiles y los traficantes las sobrecargan, de manera que los inmigrantes no pueden moverse. Si lo hacen, entra el agua y comienzan a hundirse. Al principio, utilizaban barcos de madera, ahora son balsas de plástico de mala calidad, que apenas pueden recorrer unas pocas millas”.

¿Por qué todos los ahogados eran mujeres? Medios italianos han apuntado que eran víctimas de redes que traen a nigerianas a Europa para prostituirlas. El almirante Moreno no lo descarta, pero señala que, quizá por su menor peso, los cuerpos de las mujeres estaban más cerca de la superficie y advierte que, dadas las características de la balsa, deberían ir a bordo hasta 140 inmigrantes, por lo que habría medio centenar de desaparecidos.

Se suman a las casi 3.000 personas que han perdido la vida este año intentando cruzar el Mediterráneo, según la Organización Internacional de las Migraciones. Una travesía que resulta “cada vez más suicida”, advierte el almirante Moreno.