Cerrar el campo de Dadaab no acabará con el terrorismo

Campo de refugiados de Dadaab, en la frontera entre Kenia y Somalia.

Campo de refugiados de Dadaab, en la frontera entre Kenia y Somalia. TONY KARUMBA AFP

MARÍA FERREIRA /EL MUNDO Nairobi. El pasado 2 de Abril Al Shabab atacó la universidad de Garissa, a 150 km de la frontera con Somalia, acabando con la vida de 152 personas. La respuesta del gobierno de Kenia no se ha hecho esperar; en los últimos días se investiga a la comunidad somalí y se han bloqueado cuentas bancarias y compañías clave para el envío de dinero a Somalia, al estar supuestamente vinculadas con el grupo terrorista.

Organizaciones de ayuda internacional pidieron el pasado viernes que se flexibilizara esta medida para permitir el envío de dinero a Somalia, ya que es el único modo que tienen los somalíes residentes en Kenia para mandar dinero a sus familiares. Esta medida supone que una de cada tres familias somalíes, según el ‘Daily Nation’, no será capaz de pagar por comida, colegios o servicios de salud básicos. Kenia ha señalado también a los somalíes que se encuentran en los campos de refugiados como responsables de la inseguridad del país.

El Vicepresidente William Ruto ha pedido a Naciones Unidas el cierre de Dadaab, el mayor campo de refugiados de África, lo que supondría la repatriación de más de 450.000 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños. Esta medida responde a las acusaciones por parte de miembros del gobierno que señalan el campo de refugiados de Daadab como el escondite de terroristas y como un gran centro de reclutamiento. Allí, por ejemplo, fueron secuestradas dos cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras. [Seguir leyendo]

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