El país. Lucía Abellán.
La principal política que ha ideado la Unión Europea para hacer frente a la crisis de refugiados arroja pobres resultados. El reparto de asilados por Europa es aún residual, aunque se ha acelerado durante el verano. Hasta esta misma semana, la UE ha acogido a 5.651 demandantes de asilo de los que aguardan en Grecia e Italia, los Estados con más presión de llegadas, según los datos divulgados este miércoles por la Comisión Europea. Eso supone un mínimo 3,5% de los 160.000 que los gobernantes pactaron repartirse hace ahora un año.
Bruselas lamenta que este instrumento pionero diseñado para un periodo de dos años avance con cuentagotas, pero ha decidido cambiar de estrategia respecto a los Estados miembros. Frente a los reproches de otras veces, la Comisión Europea ha celebrado que los traslados se hayan acentuado en los últimos meses. Antes de verano, solo 2.280 refugiados habían viajado de un país a otro. Ahora, las cifras han crecido un 60%. El comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos, incluso ha optado por felicitar a algunos países por sus esfuerzos. Mencionó a Bélgica y a Alemania, que se han comprometido a acoger a un número fijo de personas cada mes como garantía de que no se trata de casos aislados.
Reubicación de refugiados en Europa
Porcentaje de lo acordado en la UE en septiembre de 2015
Los resultados logrados son, pese a todo, demasiado tibios. Incluso tomando las cifras de desplazamientos comprometidos (los que están pendientes de ejecución), el objetivo de repartir a 160.000 personas en dos años para descargar a Grecia e Italia es casi inalcanzable. Además de los ya reubicados, los Estados solo han ofrecido el equivalente al 9,5% de las plazas necesarias. Y resulta prácticamente imposible que finalicen el proceso en el año restante, en buena medida porque los dirigentes políticos recelan de una acogida que creen controvertida para sus ciudadanías, principalmente en los países del Este.
Pese al mensaje ambiguo que ha enviado recientemente el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, aludiendo a que la solidaridad no se puede imponer, el comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos, sigue instando a los países a cumplir lo pactado: «La solidaridad no solo es moral, sino también una responsabilidad legal encuadrada en el tratado europeo. Los Estados miembros tienen que cumplir respecto a lo que ya se ha acordado», ha advertido en conferencia de prensa.
Quinto puesto para España
Tras las resistencias iniciales, España se ha colocado, con 363 refugiados reubicados, en el quinto puesto de la lista europea. A la cabeza está Francia, con 1.952. Le siguen Holanda, Finlandia y Portugal. En el otro extremo destacan Austria, Hungría y Polonia, que no han asumido hasta ahora ninguna acogida (y Eslovaquia, que ejerce la presidencia de turno de la UE, solo tres). El Gobierno húngaro celebra este próximo domingo un referéndum para consultar a la población si acepta que Bruselas fije estas cuotas de acogida para su país, un claro desafío a la autoridad comunitaria sobre una propuesta que se aprobó por mayoría en el Consejo Europeo (representa a los Estados miembros).
Paradójicamente, el país que más defendió las cuotas de refugiados -y el que se comprometió a reubicar al mayor número de personas- es uno de los que menos las han aplicado. Se trata de Alemania, que solo ha acogido a 215 candidatos bajo este modelo de redistribución. El motivo es que Alemania experimentó, desde el principio, una reubicación automática: la mayoría de los refugiados que accedieron a la UE a través de Grecia (más de un millón en 2015) acabaron pidiendo asilo en suelo alemán y el Gobierno evita ahora cumplir activamente esta política que tanto promovió.
Pese a todos los avisos, Bruselas ni siquiera mantiene, en la práctica, la meta de reubicar a todo el cupo de 160.000 personas. Porque inicialmente se había ofrecido a Hungría la posibilidad de aliviar su presión migratoria con un reparto de 54.000 personas desde territorio húngaro hacia el resto de la UE. Pero el Gobierno de Viktor Orbán lo rechazó de lleno porque renegaba del sistema de cuotas en sí mismo, tanto para enviar como para recibir solicitantes de asilo. Para no perder el cupo, la Comisión ha propuesto reconvertir esas plazas en acogidas desde fuera de la UE: es decir, para reasentar a refugiados que aún no han llegado a territorio europeo (porque están en Turquía, Líbano y Jordania principalmente).
NI UN SOLO REFUGIADO SIRIO DEVUELTO A TURQUÍA
Seis meses después del controvertido acuerdo que permite a la UE enviar a Turquía a cualquier migrante -refugiados incluidos- que ponga un pie irregularmente en Grecia, el principal reclamo del pacto apenas se ha cumplido. El Gobierno de Ankara aceptó esa condición a cambio de la promesa europea de eliminar el visado para los turcos que viajen a la UE y también a cambio de dinero para atender a los demandantes de asilo. Turquía está sorprendida de que Europa no practique los retornos de la manera acordada.
Desde que el acuerdo migratorio entró en vigor, solo se ha devuelto a 578 personas, la mayoría dentro de la categoría que Bruselas denomina migrantes irregulares (es decir, sin derecho a asilo). También han regresado 10 personas que habían solicitado protección en Grecia. Pero ninguno de ellos era sirio, asegura a EL PAÍS una portavoz de la Comisión Europea.
La clave está en que casi todos los amenazados con una orden de expulsión presentan su solicitud de asilo en Grecia. Y ante la primera negativa -justificada en el argumento de que Turquía garantiza la protección internacional de estos refugiados-, todos recurren. Pero la segunda instancia griega recela de tomar una decisión tan trascendente -expulsar a refugiados de libro a un país cuyo respeto a los derechos humanos es muy cuestionado- y dilata el proceso. «El hecho de que Grecia no haga devoluciones crea un efecto llamada en las llegadas», advertía el embajador turco ante la UE, Selim Yenel, en una reciente conversación con este diario.
Pese a esas advertencias, el objetivo principal del acuerdo -que cesasen las llegadas a Europa a través del Egeo- sí se cumple. De una media diaria de 1.740 personas que arribaban a suelo griego desde Turquía se ha pasado a 94 al día desde el 21 de marzo. Mientras esa tendencia se mantenga, Europa hará lo que sea necesario para salvaguardar lo firmado con el Gobierno turco.
Ese modelo de acogida desde países terceros obtiene, hasta el momento, mejor aceptación, aunque también muy insuficiente. Los Estados se han hecho cargo de 10.695 asilados trasladados según este esquema, que permite sortear el principio que más irrita a algunos gobernantes europeos: mutualizar entre los 28 socios la presión que, de otro modo, solo reciben unos pocos.