(José Luis Pinilla, sj).- Recién llegado a España desde Ceuta y Tánger, un bofetón otra vez de la cruda realidad: los servicios de salvamento había rescatado el miércoles a 38 inmigrantes subsaharianos, cuatro de ellos muertos de dos pateras buscadas desde hace días después de que partieran rumbo a Canarias.
La noticia de nuevo partió mi corazón en dos. El otro lado de mi corazón – como las dos orillas del Mediterráneo – estaba en ese momento inundado de fortaleza ante el último mensaje del papa que animaba a losresponsables de Migraciones reunidos en Ceuta a «valorar las localidades fronterizas como lugares de encuentro y de especial dedicación a la acogida, la fraternidad y la Misericordia de Dios», contestando a la carta remitida desde el XXV Encuentro Europeo de Ciudades Migratorias. Y animando a los participantes a seguir trabajando en la «acogida y la fraternidad». Los organizan delegados de ciudades europeas de migraciones. Esta vez el comité responsable y organizador (Barcelona, Milán, Viena y Cádiz) se esmeró en un Encuentro difícilmente superable en calidad y organización. Sigue leyendo

La reforma de la Ley de Extranjería de 2009 ha mejorado la situación de las víctimas de trata de seres humanos con fines para la explotación sexual porque ofrece a las inmigrantes llegadas de forma irregular la posibilidad de quedarse en España si colaboran con las autoridades en la investigación del delito que las tiene esclavizadas. Establece un periodo de reflexión de al menos 30 días para que las víctimas decidan si desean cooperar y, durante ese tiempo, sus expedientes de expulsión quedan en suspenso (que no archivados). Sin embargo, el Gobierno puede repatriarlas al finalizar este plazo.
