Los traficantes de seres humanos abandonan a su suerte en el mar a los emigrantes para quedarse con el dinero y no ser detenidos.Los traficantes de seres humanos están afrontando un cambio de estrategia. Para evitar el mínimo riesgo de ser arrestados, abandonan las naves sin gobierno y a la deriva frente a las costas italianas. Estos delincuentes compran, generalmente en Grecia, naves ya en desuso, con dimensiones entre 60 y 100 metros, lo que consiente la navegación incluso en invierno, con el mar más movido.
Parten en general desde Turquía, Grecia hace la vista gorda desde sus puertos, y cuando están a pocas millas de las costas italianas, los traficantes les ponen el piloto automático y las abandonan como naves fantasmas.
Este cambio de estrategia es debido a que los refugiados procedentes de Siria están dispuestos a pagar precios más altos por el viaje: incluso hasta 8.000 dólares (6.500 euros) cada uno [5.000-6.000 dólares es el precio normal por persona], pero pretenden el uso de medios más seguros que los ofrecidos por naves mucho más pequeñas que partían desde Libia.
Desde septiembre, Italia ha intervenido para interceptar y salvar 15 embarcaciones. Los dos últimos episodios con este tipo de naves fantasma llegadas a Italia, el Blue Sky, con 797 mujeres, hombres y niños sirios, literalmente hacinados, y el Ezadeen, con 450, han puesto en evidencia el drama que se vive en el Mediterráneo.