ONG alertan del riesgo de desabastecimiento a los refugiados por las lluvias estacionales

Refugiados en Congo www.migracioneseuropeas.com

Las organizaciones no gubernamentales Christian Aid, International Rescue Committee, Oxfam, Refugees International y Save the Children han alertado este miércoles del riesgo de desabastecimiento que sufrirán los refugiados de Sudán y Sudán del Sur por la llegada inminente de las lluvias estacionales en ambos países.

En comunicado, las ONG han subrayado que las precipitaciones «provocarán un empeoramiento en las ya terribles condiciones en los campos de refugiados, restringirán el acceso y los desplazamientos y aumentarán el riesgo de contraer enfermedades». «Las precipitaciones, que ya han comenzado en algunos lugares, harán que los caminos sean intransitables, atrapando a muchas personas en zonas inestables, y agravarán la actual crisis alimentaria», han avisado.

Tras subrayar que «un acceso amplio y continuado en la provisión de ayuda, la libre circulación de los civiles y la oportunidad de plantar cosechas este año son factores vitales para salvar vidas», las ONG han incidido en que la asistencia a los refugiados sudaneses y sursudaneses «sólo será plenamente posible con un cese de las hostilidades internas y entre los dos países».

El director de Save the Children en Sudán del Sur, Jon Cunliffe, ha alertado sobre «la fatal combinación» que supone para los refugiados de los dos países vecinos «el conflicto, el aumento de los precios del combustible y la comida» y «la grave escasez de dinero en efectivo», que «está teniendo un efecto devastador sobre la población civil en ambos países». «Con la llegada de las lluvias la situación no podría ser más crítica. Necesitamos urgentemente luchar para detener esta combinación de factores y, con ello, tener acceso y proteger a los niños y niñas de la violencia, de la privación, del desplazamiento y del reclutamiento», ha subrayado Cunliffe.

Las ONG han explicado que, en los estados sudaneses de Kordofán del Sur y de Nilo Azul, «la continua inestabilidad está provocando que algunas familias aún no hayan sembrado sus semillas, lo que podría dar lugar a la escasez de alimentos a finales de año, según se desprende de distintos informes». «La inseguridad también está conllevando que los niños y niñas no vayan a la escuela. Ante esta situación, es urgente y necesario acceder a todas las áreas antes de que las lluvias hagan aún más difícil la distribución de la ayuda a las comunidades», han alertado las organizaciones humanitarias.

El desplazamiento en RDC alcanza niveles desastrosos, según ACNUR

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Foto: ACNUR/S.Modola.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres, ha expresado hoy su gran preocupación ante los nuevos flujos de refugiados que están llegando a Ruanda y Uganda huyendo de los combates en el este de la República Democrática del Congo (RDC). El personal de ACNUR en Ruanda ha informado de que más de 8.200 refugiados han cruzado la frontera desde RDC desde el pasado 27 de abril. Estas personas se suman a los 55.000 congoleños refugiados que ya está acogiendo Ruanda.

En Uganda, fuentes gubernamentales han informado a ACNUR de que 30.000 refugiados han llegado al país en lo que llevamos de mes. Antes de esta nueva afluencia, Uganda ya estaba acogiendo a 175.127 refugiados, entre ellos a 97.424 congoleños, 22.834 somalíes, 18.873 sudaneses y 16.116 ruandeses.

“Los niveles de desplazamiento que estamos observando en el este de la República Democrática del Congo son ya desastrosos” dijo Guterres. “El conflicto allí, unido al limitado acceso de los trabajadores humanitarios hace que miles de personas están sin protección ni ayuda. Y ahora también se está viendo a gente necesitada en los países vecinos”.

La violencia lleva golpeando durante años las zonas del sur y Kivu Norte, al este de la República Democrática del Congo, aunque en los últimos meses la situación ha empeorado debido a los combates entre las fuerzas del gobierno y los soldados leales al ex comandante rebelde Bosco Ntaganda.

Desde noviembre de 2011, cuando se celebraron elecciones presidenciales y parlamentarias, se estima que unas 300.000 personas han sido desplazadas de Nuevo. Esta cifra se suma a los más de 1,1 millones de personas de la región que se han visto obligadas a huir de sus hogares por conflictos anteriores, con lo que el número total de personas desplazadas en el país alcanza los 2 millones de personas.

JRS también solicita más ayuda alimentaria urgente para República Democrática del Congo (RDC)

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Foto: Danilo Giannese/JRS

Cuando la conocimos, Faida Zahir, de 38 años, se encontraba amamantando a Dorica, su hija de un mes. Estaba sentada en una banca de una pequeña iglesia protestante en Mugunga, a pocos kilómetros de Goma, la capital de Kivu Norte. Dorica y su madre estaban entre las 500 familias que encontraron refugio en la iglesia y en la escuela de primaria vecinas.

Habían huido de los duros combates entre el ejército congoleño y cientos de desertores leales a Bosco Ntaganda, un ex general reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad.

Los desplazados internos en Mugunga se lamentan por la casi total falta de ayuda humanitaria, especialmente por la distribución de alimentos. Las condiciones de vida de la población desplazada en Mugunga son extremadamente precarias.

«La última vez que comí fue una pequeña mazorca hace 24 horas. Unos amigos que viven cerca me dieron la comida, que tuve que compartir con mis siete hijos. ¿Pero cómo puedo seguir viendo a mi familia pasar hambre?» dice Faida.

Faida ha estado viviendo con los desplazados en Mugunga desde finales de abril. En Kashebere, donde vivía, tenían un pequeño pedazo de tierra que cultivaba y una casa donde podía atender a su familia. Los combates entre el ejército y los rebeldes se lo llevaron todo, incluso a su esposo, dejándola sin nada.

«En estos momentos, no podemos pensar en regresar a nuestra aldea: el área está llena de cadáveres, los hogares destruidos y aún no se ha restaurado la seguridad», explica mirando al suelo.

Urgente distribución de alimentos del JRS. El pasado 8 de mayo, tras la última oleada de desplazados en Kivu Norte, el JRS distribuyó cinco toneladas de maíz, dos toneladas de alubias y 250 kilos de sal para las cerca de 1.100 familias que aquel día estaban en la iglesia y en la escuela.

«Aparte de la distribución del JRS, nadie ha venido para traernos comida. Buscábamos algo que hacer, pero es realmente difícil. Pasamos hambre», dice Masalio Chamolo, presidente de la comunidad desplazada.

«Dada la excepcionalidad de las circunstancias, decidimos hacer frente y responder a las grandes y urgentes necesidades de esta población. Ahora, sin embargo, esperamos que entren en la categoría de campamentos reconocidos por la ONU donde puedan recibir ayuda oficial», explicó Romeo Cagatin svd, director del JRS RDC.

Desde la distribución del JRS la semana pasada, la cifra de familias ha caído en picado, ya que muchos de ellos han podido regresar a sus aldeas, no muy lejanas a Mugunga. Las familias que quedan, según los planes adoptados por las autoridades provinciales, deberían poder trasladarse a Mugunga III, el campamento oficial de la ONU, donde viven más de 2.000 nuevas familias desplazadas (en total, casi 9.000 personas) que, recientemente, se unieron a las 565 familias que han estado allí alojadas desde hace años.

Se espera que en las próximas horas se anuncie un plan oficial de asistencia de la ONU, que incluiría la distribución de galletas energéticas, leche caliente y otras necesidades básicas.

Gracias a un acuerdo con el director de la escuela de primaria Lac Vert, 120 niños desplazados podrán asistir a la escuela. El JRS ha trabajado para garantizar que estos niños tengan materiales escolares, como cuadernos de escritura y lápices. Sin embargo, los niños desplazados de Mugunga III aún no han podido regresar a la escuela.