Inhumanidad (Jornada mundial del emigrante y refugiado)

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De las muchas cosas que me han gustado del Mensaje del Papa para la Jornada de las Migraciones (replicado y contextualizado en España por nuestros Obispos) es que además de dejar volar sus sueños para responder al reto de las migraciones forzadas con verbos muy inspiradores, termina aterrizando en medidas tan concretas como apenas había yo percibido en mensajes papales anteriores. Muchas veces se critican los mensajes eclesiales tiñéndolos de etéreos y generalistas. Este desde luego no va a poder recibir semejantes calificativos. Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados, los verbos que utiliza  son solamente inspiraciones o evocaciones que hacen descender los vuelos que sugieren el aterrizaje necesario como el pan de cada día. Para que  la Iglesia y los hombres y mujeres de buena voluntad hagamos algo parecido a un lobby colectivo (de ahí las propuesta de 20 Puntos para pactos Globales en la ONU a finales de año) Y así presionar sobre los medios, los gobiernos, las administraciones públicas, las empresas…y las mismas comunidades católicas… especialmente en lo relativo a las decisiones políticas y económicas – y por supuesto pastorales –  para borrar de inhumanidad  las políticas migratorias.

Se trata de lo contrario. De humanizar. Ser humano es pertenecer a nuestra especie pero a la vez es asumir unos valores propios como el reconocimiento del prójimo o del ciudadano vecino o lejano y su vulnerabilidad. O los valores de la compasión, la amabilidad, la afabilidad y la cordialidad entre otros. Todo aquello que lleva a decirnos que la definición de humano no se centra en mi ombligo.  Recordando a Terencio en “El atormentador de sí mismo”: “Soy humano y nada humano pienso que me es ajeno”. Y eso  está siendo contradIcho ante casos de la actual situación de los emigrantes forzosos en los cuatro puntos cardinales. Lo que nos lleva a veces a la degeneración como especie si no se despertara nuestra conciencia y nuestros sentido de pertenencia a los que llamamos ser humano .

Este a veces queda aterradoramente sepultado por casos donde lo único que se pretende es el provecho y el beneficio tangible normalmente  a costa de otros (casi siempre de los más pobres). Y así, ser humano resulta algo beneficioso para quien lo ejerce solo si saca réditos para sí o para su clan. El último caso es el desastroso discurso de Donald Trump despreciando la acogida de los habitantes de El Salvador, Haití y otros países africanos porque “los charcos en los que viven” – así habla este gran orador de tuits incapaz de genera ningún discurso mayor de 140 caracteres- – no son nada comparables a las paradisíacas aguas de Noruega. O a las de sus lujosas mansiones, Lo peor del caso es que esa forma de ejercer la in-humanidad termina siendo simplemente gratuita porque se quiere hacer gracia o porque así se demuestra –con un desprecio insultante- hasta donde llega el poder personal (porque además lo dice en el despacho oval) . Eso nos lleva a la cruel constatación de que hay posturas y palabras que se asemejan a la de los criminales desinteresados.

 

“Shakespeare -escribía billantemente Fernando Savater en un articulo en El País-  dio voz turbiamente elocuente a malhechores movidos por la ambición, los celos o la envidia pero no sé cómo se las habría arreglado para hacer comprensibles a los criminales desinteresados”. Esa inhumanidad que se ejerce porque sí. Ajena a todo razonamiento exterior o a propuestas que ni siquiera se aprecian lo mas mínimo. Quedan desvirtuadas por los poderosos, más que por la validez o no de las mismas. A veces pienso que los que se dedican a las migraciones son enemigos de muchos sin pretenderlo. Simplemente porque defienden a los emigrantes. Simplemente. O son enemigos o de otro bando. O su voz no alcanza el nivel necesario en la encuesta que marca tendencias. No es extraño que resuene como último baluarte de humanidad la voz de Sócrates argumentando en el Gorgias que es mejor padecer injusticia que cometerla, mientras Calicles se negaba a escucharle. Aceptarla o rebelarse ante ella. La inhumanidad tiende a hacer, cada vez más, verdad lo primero. Me resisto. Me rebelo.

Me está costando mucho  releer lo anterior. Porque yo soy de los que creo en la humanidad. Sobre todo en la humanidad doliente. Incluso creo que los rasgos de inhumanidad pueden ser no definitivos en comportamientos en fronteras, en mares, en centros de detención o internamiento, en leyes anti migratorias inicuas, en exigencias casi sobrehumanas para los que han recorridos miles de kilómetros antes de saltar una valla, y otra y otra… Porque creo en la humanidad y por eso creo en la esperanza. Porque me emocionan tantas gentes e instituciones salvando en el Mediterráneo por ejemplo a personas hundidas (física y moralmente). Creo en la esperanza y la posibilidad de una nueva respuesta más humana, incluso cuando me entero de asesinos jovencitos que prenden fuego al mendigo que duerme arrebujado en mantas de cartón. O para los responsables de la criminalización de Helena Maleno y Jose Palazon, o en los que no están evitando que niños de Melilla tengan escuelas como la mayoría y la calle obligada sea su aula, o en aquellos que temen perder su identidad si se rozan con identidades diversas olvidando que el arco iris (alianza de Dios con la tierra) es una necesaria visualización del abrazo y la acogida  de la misma diversidad trinitaria hacia la humanidad: tres personas, distintas… y un solo Dios verdadero. Unidad a través de la diversidad.

Este año el Mensaje del papa ( y de los obispos ) nos habla de poner muros y murallas a la inhumanidad. Eso es lo que me escribe el gran Peio Sanchezal ver el cartel de la jornada de este año: “Tun, tun. ¿quién es? abre la ventana”, nos dice recordando la gran canción la Muralla de Quilapayun (y de Ana Belén). Y continua escribiendo tan bellamente “Y es que cuando se cierran las puertas de las fronteras se abren las ventanas. Ellas son tragaluces por donde entra la luminosidad de los que vienen de fuera. Desde las ventanas se ponen los niños a soñar con su futuro. Hoy abrimos las ventanas para acoger el aire fresco de los hermanos que esperan refugio. Nuestra casa de ventanas abiertas es tierra de asilo para proteger a los que se encuentran en la intemperie del abandono, la pobreza y el dolor. Para entrar por la ventana es necesario levantar a los caídos que vienen de fuera, elevar a los que se doblan por el peso de la huida, promover impulsando desde lo mejor de cada uno. En la ventana hay una cruz donde se juntan las cuatro hojas, el crucero sirve para integrar el norte y el sur, oriente y occidente. La cruz de nuestra ventana es el espacio de fraternidad donde los diferentes nos hacemos hermanos. Abre la ventana para que entre el Viento que todo lo cambia y hace nuevo nuestro mundo roto de emigrantes y refugiados. Deja entrar en tu casa para que el corazón no se hiele y tu hogar no se seque. Si cierran las puertas, abriremos ventanas pequeñas e imaginativas, incluso grietas, para entrar en la casa del amparo para todos donde nadie es excluido”.

De eso se trata: De Acoger que es tanto como besar (rozar mi piel con el distinto y que él me crea). Al fin y al cabo el hombre de cualquier color nació de un beso de Dios. Se trata de Proteger que es tanto como decir abrazar,regalar el abrazo de las mantas rojas y procurar  techo, trabajo y pan a los emigrantes. De Promover (algo así como subir sobre  los hombros al emigrante vulnerable para que vea otros horizontes). De Integrar (coger de la mano, tocarla y caminar juntos) Me lo he preguntado muchas veces: Cuando un padre lleva de la mano a su hijo pequeño… ¿Quién conduce a quién?

Y esto se canta en La Muralla:

—¡Tun, tun! —¿Quién es?—Una rosa y un clavel…—¡Abre la muralla!

—¡Tun, tun!—¿Quién es?—El sable del coronel…—¡Cierra la muralla!

—¡Tun, tun!—¿Quién es?—La paloma y el laurel…—¡Abre la muralla!

—¡Tun, tun! —¿Quién es?—El gusano y el ciempiés…—¡Cierra la muralla!

(….)

Y perdón por la corrección en el primer verso del párrafo final: Todos sabemos que se habla de una “muralla que vaya”. Creo que la intención de los autores era la que osadamente propongo en negrita.

Una muralla que “se abra”

desde la playa hasta el monte

desde el monte hasta la playa,

allá sobre el horizonte.

http://entreparentesis.org/inhumanidad-jornada-mundial-del-emigrante-refugiado/

Jornada Mundial del Migrante: “No es pecado tener dudas y temores”

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Homilía del Papa en la Misa, 14 de enero de 2018 (Texto completo)

(ZENIT – 14 enero 2018).- “No es pecado tener dudas y miedos. El pecado es dejar que nuestros temores determinen nuestras respuestas, condicionen nuestras elecciones, comprometan el respeto y la generosidad, aviven el odio y el rechazo”, ha dicho el Papa en su homilía del domingo.

El Papa Francisco ha presidido la Misa, por primera vez en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, este 14 de enero de 2018, en la Basílica de San Pedro.

El Papa ha reconocido estas dudas y temores como “legítimos” por parte del que le acoge y por parte del que llega a un país extranjero: “No es fácil entrar en la cultura de los otros, de ponerse en el lugar de las personas diferentes a nosotros, de comprender sus pensamientos y sus experiencias. Así es que a menudo renunciamos a encontrar al otro y levantamos las barreras para defendernos. Las comunidades locales, a veces tienen miedo a que los nuevos llegados perturben el orden establecido, “roben” alguna cosa que hemos construido con sufrimiento. Los recién llegados también tienen miedos: temen la confrontación, el juicio, la discriminación, el fracaso. Estos temores son legítimos, se basan en dudas perfectamente comprensibles desde el punto de vista humano. No es pecado tener dudas y miedos”.

“El pecado, es renunciar al encuentro con el otro, con el que es diferente, mientras que esta es, de hecho, una oportunidad privilegiada para encontrarse con el Señor”, ha añadido el Papa.

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El papa pide la integración entre migrantes y locales pese al temor «legítimo»

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AGENCIAS, Ciudad del Vaticano

Critica las políticas que alzan barreras y señala como “pecado” renunciar al encuentro con el otro, con aquel que es diferente

El papa Francisco tachó este domingo de pecado que los inmigrantes y los habitantes de los países que los reciben renuncien a conocerse e integrarse por un miedo que, aunque «legítimo», no debe alimentar el odio y el rechazo entre las partes. «No es fácil entrar en la cultura que nos es ajena, ponernos en el lugar de personas tan diferentes a nosotros, comprender sus pensamientos y sus experiencias», sostuvo el pontífice en una misa con refugiados celebrada en esta Jornada Mundial de los Inmigrantes.

Francisco dijo que, ante esta dificultad, «a menudo renunciamos al encuentro con el otro y levantamos barreras para defendernos». «Las comunidades locales, a veces, temen que los recién llegados perturben el orden establecido, ‘roben’ algo que se ha construido con tanto esfuerzo. Incluso los recién llegados tienen miedos: temen la confrontación, el juicio, la discriminación, el fracaso», apuntó.

«Que el derecho a la vida sea el valor fundamental y esté siempre por encima de las políticas de control migratorio»

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LAS REINAS MAGAS (II): HELENA MALENO, NATALIA PEIRO Y PEPA TORRES

«Consigamos cerrar los CIE y que se dejen de criminalizar las migraciones»

Tras los ‘Reyes’, las ‘Reinas Magas’. Mujeres que, con su trabajo cotidiano, demuestran que un mundo mejor es posible, y que construirlo es tarea de todos y de todas. Ciertamente, los Reyes Magos, las Reinas Magas, existen, y viven entre nosotros. Y nos regalan a diario su esfuerzo y, como ahora, su palabra.

Si ayer nos mostraban sus deseos Javier Baeza, el padre Ángel y Joaquín Sánchez, hoy nos cuentan su ‘carta a los Reyes’ la periodista y activista por los derechos humanos Helena Maleno; la nueva secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro; y la teóloga y educadora Pepa Torres. Que lo disfruten.
Helena Maleno

La ‘Maga’ de los muertos del Tarajal

Por Lucía López Alonso

«Que el derecho a la vida sea el valor fundamental y esté siempre por encima de las políticas de control migratorio». La defensa de la vida, esa que tendríamos que tener tan superada en nuestro siglo (por darle a la vida el valor que tiene, sin ponerla en peligro por intereses políticos), ha sido el primer deseo de Helena Maleno (1 de agosto de 1970, El Ejido) para este nuevo Día de Reyes.

Autora del documental ‘Frontera Sur’, de diversas exposiciones de fotografía que reflejan las violaciones de derechos que se cometen en las fronteras, y coguionista de ‘En el Camino‘, la periodista y activista española sigue hoy pendiente de que la juzguen.

El Tribunal de Apelación de Tánger anunció a finales de diciembre que su interrogatorio se aplazaba hasta el día 10 de enero. ¿Por qué se investiga a una investigadora? ¿De qué se acusa a Helena Maleno, la defensora de los derechos humanos de las personas migrantes? De un supuesto vínculo con aquello contra lo que lucha: las mafias de tráfico de personas.

Un informe de la policía española, a partir de sus llamadas a Salvamento Marítimo para informar de la presencia de pateras en apuros en el Estrecho, sirvió para activar en 2016 una denuncia, que a falta de pruebas fue rechazada por la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Con la sospecha de que España ha trasladado ese juicio contra ella -que no pudo llevar a cabo- al vecino Marruecos, la actual espera de Helena demuestra la deshumanización de ambos Estados (y cada vez más, sus sistemas judiciales) en materia de migraciones.

Maleno dejó su pueblo y cruzó a Tánger en 2002, con la realización de su documental en la cabeza, ya que en El Ejido había conocido el drama de miles de trabajadores inmigrantes, explotados entre la fruta y el plástico. No se imaginó que iba a quedarse tanto tiempo, ni que quince años después habría recibido tantos premios, al haberse transformado en una mediática defensora de derechos como la igualdad, la hermandad y la no violencia.

Tampoco, por supuesto, habría podido imaginar la parte más tenebrosa de esta historia de resistencia y lucha humanitaria: encontrarsependiente de declarar ante un tribunal de esa nación que, desde aquel viaje de 2002, se ha convertido en escenario de todos sus esfuerzos en favor de las personas migrantes.

Caminando fronteras es la red no gubernamental desde la que guía y protege a inmigrantes en enclaves españoles (Ceuta, Melilla) y marroquíes (Oujda, Tánger, Rabat). Mientras denuncia internacionalmente las agresiones y las deportaciones masivas de inmigrantes subsaharianos al desierto, su trabajo consiste en identificar los casos de trata y atenderles en sus necesidades (alojamiento, alimentación, sanidad… y escolarización normalizada, en el caso de los niños). Todo un reto para una Reina Maga que no pide regalos para arreglar lo suyo, sino que simplemente desea terminar con el racismo y sus juguetes. «Que la fraternidad de los pueblos no se manche con los discursos racistas, y que reconozcamos y demos el valor que merecen a los pueblos de la diáspora», escribe a Religión Digital.

Gracias, Helena, por arriesgarte tú para que los otros se recuperen de la violencia recibida. Por no olvidar, tampoco, a los que ya han perdido a alguien, no solo en algún naufragio. («Que las familias de víctimas de las fronteras encuentren la paz y tengan acceso a la verdad, la reparación, la justicia», has reclamado). Por recordarnos que el carácter de nuestros espacios -de inclusión o de exclusión- depende de nosotros, de cómo decidamos relacionarnos con quienes buscan refugio e «intentan la patera».

Reina Maga de la memoria, de los muertos en la playa del Tarajal. Reina Maga de los vivos, y su derecho a vivir sin perder la dignidad. Ella sabe que los de Oriente tienen todavía muchos daños que aliviar y muchos juegos que devolver, a ambos lados del alambre.
Natalia Peiro

La ‘Maga’ de los pobres y la inclusión

por Jesús Bastante

Natalia Peiro es la primera mujer en alcanzar la Secretaría General de Cáritas Española. El brazo social de la Iglesia, la gran ‘ONG’ de los cristianos en todo el mundo y que, en nuestro país, ha sido una de las principales tablas de salvación de los más afectados por la crisis: los parados crónicos, las familias desestructuradas. ‘Son personas, no números’, rezaba una de sus campañas.

Tras nueve años de mandato, Sebas Mora dejó Cáritas a finales de 2017 y, en un gesto de valentía, los obispos avalaron la decisión de la directiva de la institución de poner al frente, por primera vez en sus 70 años de historia, a una mujer. A una profesional preparada, experta en Cooperación Internacional y, como cuentan en la sede, «de la casa de toda la vida».

Entre 2009 y 2017, la Confederación Cáritas ha pasado de gestionar unos recursos de 230 millones de euros anuales a 358 millones en el último ejercicio. La implicación del voluntariado en las acciones de Cáritas ha crecido de manera pareja, desde los 60.000 voluntarios registrados al comienzo de su mandato a los casi 85.000 de 2016. Todo un trasatlántico de la solidaridad.

En una de sus primeras declaraciones, Natalia sueña con que los Reyes le traigan, nos traigan mejoras en «tres grandes ámbitos, que luego se concretarán en diferentes retos para nuestra acción».

Estos son: «La invisibilización de la pobreza y del rostro de las personas pobres tras tres años de recuperación económica; el miedo a las migraciones y el sentimiento de amenaza ante la llamada a las puertas de Europa – una Europa cristiana, en la que deberían primar los valores cristianos y el respeto a los derechos humanos – y la difícil apertura de nuestra sociedad al mundo fruto de estos discursos del miedo; y, por último, los nuevos retos para la inclusión de las personas: la precariedad laboral y la desigualdad».

Un trabajo difícil, para los Reyes Magos y para todos los que trabajan por una sociedad más justa. Pero absolutamente necesario, más que el oro, el incienso o la mirra. ¡Suerte!