Los naufragios invisibles del Mediterráneo

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Desde hace dos semanas ni un sólo barco de rescate de las ONG patrulla frente a las costas de Libia para asistir naufragios ni para documentar los muertos.

Desde el pasado 26 de agosto no hay barcos de rescate frente a las costas de Libia. Eso se traduce en dos consecuencias: que no hay nadie para evitar naufragios y que tampoco hay nadie para contar a los muertos. La primera cuestión, de carácter humanitario, se ha puesto muy difícil por culpa de la presión de los gobiernos italiano y maltés, que impiden desde el verano desembarcar a inmigrantes rescatados en el mar en sus puertos, los más cercanos a la zona ante la pasividad de la UE.

La segunda, de carácter casi notarial, demuestra que los muertos que se ofrecen en las cifras oficiales no coinciden con la realidad. Hay embarcaciones que se hunden en el silencio del Mediterráneo con cientos de personas. Para estos no quedará ni el consuelo de engordar la estadística.

La última vez que no hubo barcos de rescate en la zona (del 28 de junio al 8 de julio) de este mismo año se registraron más de 300 muertos en el mar frente a esas costas libias.

Hay ejemplos tangibles de varios naufragios de barcos fantasma que no han sido documentados. Los dos últimos, dos lanchas de goma de gran tamaño, se vinieron a pique el pasado 1 de septiembre con más de un centenar de muertos, entre ellos, 20 menores, incluidos dos gemelos de 17 meses. Uno de los barcos perdió el motor y el otro comenzó a deshincharse. Uno de los tripulantes comenzó a pedir ayuda a la comandancia de Roma con el teléfono satélite que le entregaron los traficantes cuando estaban a punto de entrar en aguas de Malta. La Guardia Costera libia, que llegó varias horas después, rescató a las 55 personas (de un total de 185) que aún se aferraban a las gomas casi sin aire de la lancha. De la otra devolvieron a puerto libio a otras 221. Entre ellos había sudaneses, malienses, nigerianos, cameruneses, ghaneses, libios, argelinos y egipcios.

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El regreso de 13 menores migrantes trasladadas de Palencia a Melilla: «Mi vida está allí, no han pensado en nosotras»

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El Defensor de Pueblo está investigando de urgencia el caso de un grupo de adolescentes marroquíes devueltas a la ciudad autónoma hace una semana. «No queremos estar aquí», dice una de las menores, que explica las dificultades que se están encontrando para empezar de nuevo tras dejar atrás el centro de acogida en Palencia, donde han pasado varios años. La ONG Prodein, que presentó la queja a la institución, reclama que se revierta el traslado: «Han construido una familia»

Zahra (nombre ficticio) habla con frustración, pero también con firmeza. “No queremos estar aquí”, sostiene al otro lado del teléfono esta menor de 17 años. Lleva menos de una semana en Melilla, en el centro de acogida de Gota de Leche, y solo piensa en regresar a Palencia. “Allí está nuestra vida”, señala.

El Defensor de Pueblo está investigando de urgencia su caso y el de otras 12 menores migrantes de entre 14 y 17 años devueltas a la ciudad autónoma el 7 de septiembre. Las adolescentes, bajo tutela de Melilla, llevaban varios años acogidas en el centro Fundación Diego Martínez de Palencia en el marco de un convenio por el que el Gobierno melillense contrata los servicios para la atención de menores extranjeros no acompañados.

Aquel día, Zahra se vio, una vez más, empezando de cero en un centro en el que no conocía a nadie. Lo hizo en Melilla, cuando llegó a España hace tres años desde Marruecos. También en Palencia, cuando solicitó ser trasladada hace un año y medio. Ahora, lo revive otra vez. “Todo aquí es nuevo: educadores, compañeros… Cuando llegué a Palencia, el primer día me pareció raro, me costó acostumbrarme pero lo hice poco a poco. Las educadoras eran muy majas y nosotras muy pocas”, recuerda.

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Los asiáticos superan por primera vez a los latinoamericanos en origen de las nuevas migraciones de Estados Unidos

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La población extranjera del país norteamericano ha alcanzado sus mayores cifras desde 1910.

Con el auge del autoritarismo en muchos rincones del mundo y sus discursos de miedo hacia el extranjero, con el resurgir de los nacionalismos identitarios y excluyentes, con la promesa de muros infinitos para encerrar todo un continente, resulta fascinante comprobar cómo nada detiene las migraciones y cómo éstas metamorfosean los países de acogida. Si la media de los rasgos de una población se manifestara en un cuerpo humano, veríamos cómo los países mutan su rostro, color de su piel, altura… Una pesadilla para los fanáticos de la uniformidad.

Según datos de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, el país, que con Trump vive un momento particularmente sensible en temas migratorios, va adquiriendo poco a poco rasgos asiáticos. Es lo más llamativo del informe publicado este jueves. Aunque los inmigrantes de origen latino (especialmente mexicanos) siguen siendo mayoría entre la población de origen extranjero, un 50%, los asiáticos son los que más están creciendo en los últimos años y representan ya el 31% de los venidos de otros países.

México, vecino en la frontera sur, ha sido durante muchos años el país del que más personas han llegado a Estados Unidos. Sin embargo, desde 2010 el porcentaje de entradas ha ido en declive respecto a las de los asiáticos, especialmente de China y la India. De allí han aterrizado en siete años alrededor de 2’6 millones de inmigrantes, más del doble de los que salieron de países latinoamericanos. En estos siete años, el 41% de los llegados son asiáticos, superando así a los latinos, que son un 39%. En total, la población extranjera censada suponía un 13’7% en 2017 (un punto por debajo de 1910), más de 44 millones de personas.

Cifra más alta desde 1910

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No más armas españolas matando a niños en países en conflicto.

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Según Naciones Unidas, sólo durante 2016 más de 15.500 niños atrapados en conflictos armados fueron víctimas de violaciones de derechos generalizadas, incluidos asesinatos y mutilaciones, reclutamiento y negación del acceso humanitario.

En conflictos como los de Yemen o Siria, escuelas y hospitales han sido objeto de brutales ataques y ha habido bloqueos humanitarios. Más de 4.000 niños han muerto o han resultado heridos desde que empezó el conflicto en Yemen y más de 16.000 desde que comenzó la guerra en Siria.

En los últimos años, España se ha convertido en uno de los mayores exportadores de armas del mundo.

El Gobierno español sabe que Arabia Saudí, uno de sus “socios” internacionales, tiene las manos manchadas de sangre. Aun así, España sigue exportando armas a la Coalición liderada por Arabia Saudí. Armas que pueden terminar matando e hiriendo a niños inocentes en países como Yemen. Esto debe parar.

España tendría que incrementar la ayuda y asistencia a los niños atrapados en conflictos armados en vez de vender armas.

Pide al Gobierno que proteja a los niños y niñas atrapados en conflictos armados y suspenda todo tipo de transferencia de armas españolas a países en conflicto.

Esta es la petición que vas a firmar:

Estimado Ministro de Asuntos Exteriores,

Según Naciones Unidas, sólo durante 2016, más de 15.500 niños atrapados en conflictos armados fueron víctimas de violaciones generalizadas, incluidos asesinatos y mutilaciones, reclutamiento y uso, y negación del acceso humanitario.

Escuelas, hospitales y otras infraestructuras civiles han sido destruidas en ataques con armas explosivas. Según la ONU, en países como Yemen, más de 4.000 niños han sido asesinados o han resultado heridos desde que empezó el conflicto en marzo de 2015.

Mientras España juega un papel positivo a nivel global para la protección de los niños en conflicto armado, no deja de exportar armas a Arabia Saudí, a pesar de las evidencias de las graves violaciones del derecho internacional que la coalición liderada por este país está cometiendo en Yemen. Según datos del SIPRI, en 2015 España se situaba como tercer mayor exportador de armamento a Arabia Saudí, solo por detrás de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Por ello le pedimos que:

  • Asegure que los niños y sus familias tengan acceso a ayuda humanitaria, pidiendo a las partes en conflicto que permitan el acceso de los actores humanitarios y que se levante el bloqueo de facto que impide la llegada de productos de primera necesidad a la población civil.
  • Asegure que los niños y sus familias están protegidos, suspendiendo de forma inmediata las transferencias de armas a cualquier parte en el conflicto.
  • Pida que todos los perpetradores de violaciones del derecho internacional rindan cuentas, apoyando investigaciones internacionales independientes sobre las violaciones cometidas por todas las partes en el conflicto y pidiendo a todas las partes que respeten el derecho internacional.
  • Incremente de manera significativa el apoyo financiero de España a la respuesta humanitaria en países en conflicto priorizando las intervenciones en materia de educación y protección de la infancia.