Los inmigrantes son una riqueza para Iglesia y deben testimoniar su fe. Reunión europea en Roma sobre pastoral migratoria

Organizada por la Comisión Caritas in Veritate del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), del 27 al 29 de noviembre se ha celebrado en Roma una cumbre europea sobre inmigración y evangelización. El encuentro, convocado con el reclamo “Una pastoral de comunión para una evangelización renovada”, contó con la participación de unos 40 Obispos y de los directores nacionales de las Pastoral de los migrantes en las Iglesias europeas, entre ellos el de la Conferencia Episcopal Española, P. Jose Luis Pinilla s.j.

Para concluir, entre las líneas de reflexión de los participantes en este encuentro europeo para mejorar el trabajo pastoral de la Iglesia hacia los migrantes, y que pueden considerarse como claves en una hoja de ruta para la labor de la Comisión CCEE, vale la pena destacar:

1. La necesidad de que cada Conferencia Episcopal pueda sus propias ideas, recursos, buenas prácticas y preguntas en el sitio web de la Comisión.

2. La dimensión internacional de la hospitalidad, que pide una mayor colaboración pastoral entre las Iglesias particulares (entre las comunidades nativas y acogedor) y la participación de los agentes de pastoral y su formación-

3. La complejidad y diversidad de la idea de integración que exige una reflexión más profunda, teniendo en cuenta lo que ya se ha hecho.

4. Frente a una legislación europea que regula cada vez más la movilidad humana en la Unión Europea se requiere un mayor intercambio de expertos Conferencias Episcopales.

5. La posibilidad de organizar el “hermanamiento entre las familias de los migrantes” como testimonio de la Iglesia Católica a toda la familia de los migrantes.

6. La corresponsabilidad en la construcción del Reino de Dios, que debe estar en la base de las intervenciones caritativas como un signo de la justicia y el destino universal de los bienes. La caridad es una llamada urgente que exige la respuesta de todos los cristianos a los que vienen de lejos y “llaman a la puerta”.

7. La conciencia de que la teología pastoral de comunión, que surge también de la eclesiología del Concilio Vaticano II, necesita la contribución de todos y de una praxis reconocida. En tal sentido, la contribución procedente del diálogo interconfesional e interreligioso, puede ser interesante, así como el diálogo, con un enfoque crítico, con la comunidad política que trata también continuamente de abordar la cuestión de la movilidad humana.
En un mundo cada vez más globalizado e interdependiente, caracterizado por la indiferencia y la desconfianza del extranjero, por la diversidad, y la diversidad religiosa, también, el cristiano migrante necesita una comunidad que apoye su caminar en la fe y de la bienvenida y valore su contribución. Los migrantes no sólo son objetos de la atención pastoral de las Iglesias que los acogen, sino que también son protagonistas de la proclamación del Evangelio en el mundo moderno.

La Iglesia está llamada a atender esta situación. De hecho, es precisamente a través de su capacidad para dar la bienvenida al migrante, a través de una teología pastoral de comunión, como mejor expresa su unidad y responde a su misión de anunciar el Evangelio de Jesús.

El secretario general de la CCEE, Duarte Cunha, indicó que la crisis económica golpea especialmente a los más débiles y a quienes emigraron debido a la pobreza. Por ello, señaló, “la pastoral de la Iglesia, que tiene la finalidad de evangelizar y de crear comunidad, se siente interpelada a ayudar a su integración, a reforzar sus vínculos y a acompañar y apoyar a las personas”. Particularmente “en este momento de crisis económica no se puede separar la ayuda social de la pastoral y la evangelización”.

La cumbre europea se inició con la participación del Cardenal Antonio María Veglió, Presidente de Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, y la aportación del Presidente de la sección migración de la Caritas in Veritate, el Cardenal Josip Bozanic.

El Cardenal Bozanic subrayó que los inmigrantes creyentes tienen que ser protagonistas de la misión de la Iglesia y no deben limitarse en el país que les hospeda a ofrecer “solamente la fuerza de su trabajo o la capacidad intelectual de los estudios”, sino que están llamados “a testimoniar la fe con gozo y sin miedo”, en el lugar de trabajo, barrio, o en los ambientes que frecuente.

Por su parte, el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Salvatore Fisichella, disertó sobre “El testimonio de la comunión eclesial para una nueva evangelización”. El Prelado señaló que la movilidad es parte de la condición humana, y que tanto hoy como en el pasado muchos sacerdotes “dejaron sus casas para seguir a tantos inmigrantes en diversos países Europeos”.

Monseñor Fisichella igualmente recordó que millones de cristianos, principalmente católicos, emigraron en estas últimas décadas a Europa, Canadá y Estados Unidos, provenientes del Este europeo, de América Latina y de las Islas Filipinas, constituyendo “una riqueza para la nueva evangelización”, que es necesario defender frente a situaciones que tienden a impedirles conservar la fe y sus tradiciones”.

El Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización indicó también que el término ‘pastoral de comunión’ ya se usa en el lenguaje cotidiano, en el ámbito de la teología pastoral. Una comunión que debe superar situaciones concretas como la atención que requieren los recién llegados. En suma, una fraternidad a la que Cristo invita Ut Unum Sint.

Sobre “Comunión y Pastoral, una visión de la Iglesia Católica del Este” habló el secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales, el Arzobispo Cyril Vasi SJ. Mientras que de las “Directivas para una pastoral de comunión en las migraciones” lo hizo el director del Instituto Internacional de Migraciones de los Escalabrinianos, padre Fabio Baggio. Por su parte, el tema “Nueva evangelización y movilidad humana” fue tratado por monseñor Giancarlo Perego, director general de la Fundación Migrantes.

El migrante constituye no sólo un recurso importante a nivel económico, en términos de mano de obra, y una revitalización en el plano demográfico en un continente continuamente envejecido como es Europa, sino que también es un recurso para la nueva evangelización. Nuestras sociedades europeas a menudo se revelan como lugares despiadados, indiferentes al extraño y a los nuevos inmigrantes y son a menudo un obstáculo para el extranjero en la preservación no sólo de su propia tradición, sino incluso de su propia fe.

Las comunidades de fieles deben ser lugares abiertos y acogedores en la diversidad. La nueva evangelización, de hecho, contempla un fructífero intercambio de culturas y tradiciones religiosas que reclaman el respeto y la complementariedad.

 

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