Centros de menores, ¿hay otras opciones?

imagenNo son delincuentes ni peligrosos ni irrecuperables. La mayoría de los chavales que ingresan en centros de menores son víctimas de la injusticia social. Su realidad es diversa, como lo son los diferentes tipos de centros que existen. Hemos visitado un centro de protección de menores para conocer de primera mano su funcionamiento. Pero también para intentar buscar algunas respuestas. ¿Qué pasa antes? Y, sobre todo, ¿qué sucede después?

Con tan sólo 12 años, Hamsa ha pasado ya por cuatro centros de menores. Hace dos años dejó a su familia en Tánger y llegó a Algeciras enganchado a los bajos de un camión. “Pasé un poco de miedo”, dice mirando hacia el suelo. Cuando levanta la cabeza, el brillo de sus ojos y su limpia sonrisa infantil hacen imposible imaginar que este niño, como tantos otros, haya tenido este peregrinaje. Del primer centro de acogida se escapó y en otro camión llegó a Madrid. “Me pilló la policía y me llevaron al centro de Hortaleza. Un poco mal, no me gustó”, cuenta casi en un susurro. Después, pasó dos años en el centro de Chamberí. Cuando supo que le iban a trasladar a Picón del Jarama no dudó en escaparse de nuevo. ¿Cómo? Hace el gesto de escalar un muro. “No quería ir, el hermano del chico que se ahorcó en Picón estaba conmigo. Allí dicen que pegan a los niños”. Entonces un amigo le llevó hasta la Asociación Alucinos La Salle, en el barrio de San Fermín. Su director, Íñigo Ortiz, bromea con Hamsa. “Éste es uno de los menores muy peligrosos y problemáticos que querían llevar a Picón. Él vino a nosotros en busca de ayuda”. Y se la dieron. Han conseguido que no ingrese en el controvertido centro y que lo acoja una pareja.Íñigo tiene una dilatada experiencia en el trabajo con menores. “Hace unos años eran sobre todo hijos de toxicómanos, presos, prostitutas, padres en paro o con problemas de alcoholismo. Ahora la inmigración ha adquirido mucha importancia, pero sobre todo son familias víctimas de la exclusión social”. Desde este colectivo intentan mediar y hacer un seguimiento de los chavales para evitar que, en algunos casos, “les arruinen la vida ingresándoles en un centro”.¿Cómo se llega? Existen dos grandes grupos de centros: los de protección (los menores son retirados de sus familias por graves situaciones de desamparo) y los de reforma (ingresan por cometer delitos). En el primer caso, los niños pasan a centros de protección y la Comunidad Autónoma se convierte en la responsable de su tutela. En total, más de 30.000 menores se encuentran en esta situación. Al no existir un reglamento común, se produce gran disparidad de situaciones y protocolos pero, en general, para retirar a los niños de sus familias no hace falta orden judicial. Son los servicios sociales de la zona, en teoría tras agotar todos los recursos posibles, los que les derivan a los centros.Hemos visitado la Residencia Infantil Vallehermoso, un centro público que está dirigido por Pilar Mieres, religiosa de las Hijas de la Caridad. Es uno de los 122 centros de este tipo que existen en la Comunidad de Madrid y cuenta con 70 plazas de 3 a 18 años. “Nuestra misión es acoger y cuidar a los menores que llegan por diferentes circunstancias: familias desestructuradas, graves problemas sociales y económicos… La mayoría tienen carencias afectivas”.

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El ADN revela trata de menores en la inmigración irregular a España

Desembarco, en 2010, en Motril (Granada) de una patera con cinco bebés y tres mujeres embarazadas. / M. ZARZA

Desembarco, en 2010, en Motril (Granada) de una patera con cinco bebés y tres mujeres embarazadas. / M. ZARZA

Es la prueba del nueve de que aquello que aparentaba ser inmigración irregular es, además, a veces, trata de seres humanos. En el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla se hicieron, en verano, las pruebas de ADN a un puñado de hombres y mujeres subsaharianos llegados recientemente con menores, en patera, a la ciudad.

“Había conductas que hacían sospechar a los trabajadores sociales porque los supuestos padres no se preocupaban por sus hijos”, explica Carlos Montero, director del CETI donde se hospedan actualmente cerca mil inmigrantes, el doble de su capacidad. Las pruebas han dado negativo. No son sus hijos.

Milagros Núñez, responsable del programa de atención de Cruz Roja a inmigrantes, también señala que sus voluntarios han observado a veces, en sus centros de acogida Andalucía, que “hay mujeres que no recuerdan cuanto tiempo amamantaron a su hijo, cuando le salió el primer diente y hasta les da asco cambiar el pañal”.

A los que en Melilla se sometieron a la prueba de paternidad y el resultado fue negativo se les retiró a los niños que ingresaron en centros de menores dependientes de la ciudad autónoma. “Esa separación no provocó aparentemente dolor”, según Montero.

Falsos progenitores  subsaharianos logran niños para evitar que les expulsen

“Algún falso padre incluso se adelantó y nos confesó que el hijo no era suyo”, recuerda Montero. Los que rechazaron hacerse el examen genético son ahora vigilados más de cerca por el personal del CETI.

¿Cómo llegaron esos críos, generalmente muy pequeños a manos de los falsos padres? “Ellos nos dicen que se les encontraron en el camino hacia Melilla; que estaban abandonados y les recogieron”, señala Montero. “No sabemos la verdad ni tampoco donde están los padres biológicos”, prosigue. “Hay mucho que investigar”, asevera. Se cree que han podido ser robados, “alquilados” o secuestrados.

Entrar en Melilla con un menor era hasta ahora una garantía de dar rápidamente el salto —la duración media de estancia en el CETI es de un año— a la Península y hasta de no ser expulsado de España. “Era casi un pasaporte”, comenta un inspector de policía que pide que no se publique su nombre.

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DÍA UNIVERSAL DE LA NIÑA Y EL NIÑO

Sin títuloEl 20 de noviembre recordamos que ese mismo día de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, entrando en vigor el 2 de septiembre de 1990.

Sin embargo, aunque numerosos países protegen a la infancia a través de sus leyes, no siempre éstas se cumplen.

Es el momento de recordar que son muchos los niños y las niñas que viven en una situación de pobreza y marginación en todo el mundo, sin acceso a la educación, sin higiene, sin hogar, sin protección jurídica, afectados por enfermedades…, lo que les sitúa en una posición de especial vulnerabilidad.

Te invitamos a ver este vídeo y reflexionar sobre su mensaje: https://www.youtube.com/watch?v=KMxqiH7jED0

El número de niños sirios refugiados alcanza el millón, según la ONU

fotonoticia_20130823065303_500MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) –

El número de niños sirios que se han  visto obligados a abandonar sus hogares a causa de la guerra civil ya ha  alcanzado el millón, según han informado este viernes el Fondo de Naciones  Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para  los Refugiados (ACNUR) en un comunicado conjunto.

La agencias de la ONU han explicado que este millón de niños  está identificado, ya que han ayudado a las familias, que en su mayoría viven en  algún tipo de asentamiento más o menos seguro, a conseguir los certificados de  nacimiento para evitar que se conviertan en personas sin Estado.

De acuerdo con sus cifras, del millón de niños sirios refugiados  en otros países, 768.000 tienen menos de 11 años de edad, mientras que más de  dos millones de niños sirios se han desplazado a nivel interno y unos 7.000 han  muerto en la guerra civil.

UNICEF y ACNUR han advertido de que, al margen de las  consecuencias psicológicas, «los niños refugiados se enfrentan a peligros como  la explotación sexual, los matrimonios y trabajos forzados y el tráfico de  menores».

«No son solo números. Es una forma real de arrancar a los niños  de sus hogares y, en algunos casos, de sus familias, enfrentándoles a horrores  que solamente podemos empezar a comprender», ha dicho el director ejecutivo de  UNICEF, Anthony Lake.

Lake ha considerado que «todos debemos compartir esta vergüenza  porque mientras unos pocos trabajan para aliviar el sufrimiento de los afectados  por esta crisis, la comunidad internacional ha fallado en su responsabilidad con  los niños sirios». «Debemos parar y preguntarnos, en conciencia, cómo podemos  seguir fallando a los niños sirios», ha instado.

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